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"Ni diputada ni leches, aquí somos todos iguales"

Mònica Oltra declara ante el TSJCV tras los disturbios de El Cabanyal

SERGI TARÍN

'Ni diputada ni leches. Aquí somos todos iguales'. Son las palabras que escuchó Mònica Oltra mientras un policía local la embestía contra el suelo y la reducía aparatosamente. Sucedió el pasado 6 de abril. La portavoz adjunta de Compromís se oponía, junto a un centenar de personas, a la demolición de un edificio en el barrio de El Cabanyal. El Ministerio de Cultura había suspendido los derribos por ser un 'expolio patrimonial' y la Generalitat contestó con una ley que los garantizaba. En ese lapso, la alcaldesa Barberá envió las excavadoras.

Varios regidores socialistas fueron sacados también a empujones, la diputada de Esquerra Unida, Marga Sanz, a rastras, y numerosos vecinos fueron amasados por las porras. La batalla acabó en los juzgados con multitud de denuncias cruzadas entre vecinos y políticos contra policías y a la inversa. La mayoría quedó en nada. No la de Oltra, quien el 28 de mayo resultó imputada por 'desobediencia y resistencia a la autoridad'.

Confía en el rápido archivo tras el visionado de los vídeos por el juez

Unos hechos por los que la diputada de izquierda declaró ayer durante más de una hora en el Tribunal Superior de Justicia valenciano. En la puerta recibió el apoyo de medio centenar de vecinos de El Cabanyal y a la salida se mostró convencida de que la denuncia se archivará 'en breve, esta semana', porque el juez ha mostrado vídeos en los que en ningún momento 'se observa actitud agresiva ni de desobediencia' por su parte.

'No cometí ningún delito. Sólo defendí la legalidad y la vida de las personas que viven en El Cabanyal, a las que quieren tirar de sus casas por cuatro duros y construir un Benidorm', explicó sobre el macro proyecto de la alcaldesa Rita Barberá de prolongar la avenida de Blasco Ibáñez hasta el mar a costa del derribo de 1.500 casas y el éxodo de un millar de familias, la mayor parte de origen humilde. Un plan que el Tribunal Constitucional ha suspendido de manera cautelar.

Está en el punto de mira del PP por su camiseta del 'se busca' a Camps

Precisamente, Oltra apuntó a Barberá como la inductora de la denuncia y la imputación. 'Estoy convencida. Intentará personarse como acusación particular para evitar el archivo', afirmó. Pero, ¿por qué esta fijación con Oltra cuando otros políticos se comportaron de manera similar aquel día? 'No lo sé. Les molestó más que otros', respondió quien se ha convertido en una de las voces más incisivas contra un Francisco Camps aguijoneado por la Gürtel. De hecho, cuando estalló la trama, tomó las riendas de la crítica parlamentaria y saltó a las portadas de los periódicos tras acudir al pleno enfundada en una camiseta con el rostro de Camps y una misiva: 'Wanted. Only alive' (Se busca. Sólo vivo). El PP la expulsó del hemiciclo y jamás se lo perdonó. Oltra recuerda que empezaron a ningunearla 'y a rechazar sistemáticamente' sus preguntas.

El punto álgido se produjo el 24 de febrero. Oltra preguntó al vicepresidente del Consell, Juan Cotino, si no le daba vergüenza ver las empresas de su familia en la trama. 'Tendría vergüenza, si fuera padre, de tener una hija como usted, aunque probablemente no lo conoce', le contestó Cotino, quien al día siguiente pidió disculpas.

Más allá del exabrupto, en la partida de nacimiento de Mònica Oltra figura que no pudo incorporar el apellido paterno hasta los 11 años a causa de la represión franquista, que no reconocía descendencia entre un separado y una soltera, sus padres. Este dato constaba en el expediente de adopción de sus hijos, que gestionó la conselleria de Benestar Social con Cotino como titular. 'Una coincidencia que me asusta', explica la diputada.

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