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"Yo no le voy a decir a mi hijo lo que tiene que hacer"

La cooperante Laura Arau firma un documento autorizando su repatriación

SUSANA HIDALGO

'¿Pero yo qué le voy a decir? Él es mayor de edad, y yo no quiero que nadie le diga el recadito: Es que dice tu papá que te vengas a casa...'. Manuel Espinar, padre de Manuel Tapial, uno de los tres cooperantes que viajaban en la flota humanitaria, estaba ayer indignado. A última hora de la tarde no había logrado hablar por teléfono con su hijo, detenido junto al resto de activistas en la cárcel de Bersheba, al sur de Tel Aviv.

Espinar, presidente de la ONG Cultura, Paz y Solidaridad, no quiere transmitir a su hijo el mensaje de que tiene que firmar el acta de deportación que supondría su regreso inmediato a España. Ni él ni David Segarra, otro de los cooperantes, lo habían firmado al cierre de esta edición, y tienen hasta hoy para tomar una decisión. Si no firman, el proceso de repatriación pasaría a juicio y se demoraría bastante tiempo. El ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, les aconsejó ayer que diesen su brazo a torcer.

Pero Espinar está desesperado porque no ha podido hablar por teléfono con su hijo, mientras que el resto de familiares de los detenidos españoles sí que lo han hecho. 'Estoy muy mal, jodido. Me ha llamado el cónsul y le he preguntado que por qué no podía hablar con mi hijo y me ha dicho que en la cárcel había mucha gente, que había cola. Hay más de 25 cónsules a las puertas de esa cárcel', explicó este activista, cansado de que le pregunten a todas horas por el 'puto papel' y la repercusión que tendría suscribirlo.

Laura Arau, la tercera española detenida, sí que firmó ayer por la mañana el acta de deportación. El documento que ha suscrito 'no implica el reconocimiento de ningún delito', según señalaron fuentes del Ministerio de Asuntos Exteriores. 'La firma del acta de deportación supone reconocer que se está en el Estado de Israel y que se quiere salir de él de manera voluntaria. Es una decisión que tiene que tomar cada uno de manera individual', afirmaron desde Exteriores. Dichas fuentes agregaron que la firma no implica tampoco que no se pueda regresar a Israel en un plazo determinado.

De los otros detenidos, Manuel Tapial sería totalmente reticente a firmar y David Segarra se lo estaría pensando, sobre todo por la presión familiar. Su madre, Cristina Soler, quiere que regrese ya a su casa en Valencia y que deje de 'hacerse el héroe'. 'Que no haga el imbécil, que se deje de mandangas y que regrese para contar todas las injusticias que le han hecho', suplicó ayer la madre.

Ayer pudo hablar con él cinco minutos a través del móvil del cónsul español en Israel. 'Lo primero que me ha dicho ha sido: Mamá, hola, estoy perfectamente'; y he pensado ¡bien! Luego: Me están tratando bien, aquí en la cárcel' y he vuelto a pensar: ¡bien!, y por último: Tengo el cónsul aquí al lado''. Y es entonces cuando ella le ha pedido que suscriba el acta de deportación. 'Le dije: Haz el favor de firmar el documento, por tu madre'. Y el me contestó: Mamá, te quiero mucho'. Y en ese momento cortó la conversación. No sé que ha querido decir con eso', concluyó la mujer.

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