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Noche de tensión en espera del desalojo

SUSANA HIDALGO

Una treintena de agentes del cuerpo especial de la Guardia Civil esperaban a las afueras del aparcamiento de autobuses al aire libre donde Haidar y sus seguidores pernoctan día y noche desde el pasado 16 de noviembre. Los activistas y simpatizantes de la causa saharaui veían a través de las rendijas de la valla que rodea al aparcamiento cómo se preparaban los agentes, que fueron saludados por la Delegada del Gobierno en Canarias, Carolina Darias.

Pero finalmente todo quedó en un susto y la Guardia Civil se retiró a eso de las dos y media de la mañana, hora canaria.

'Aminatou ha dicho que no opongamos resistencia, que si vienen a llevársela no intentemos evitarlo. Ella odia la violencia', afirmó anoche de madrugada el actor Guillermo Toledo y uno de los portavoces de la plataforma.

Una mezcla de rabia y resignación se mezclaba en el ambiente, sobre todo después de que el juez de guardia irrumpiera de repente a las nueve de la noche con la médica forense para comprobar el estado de salud de Haidar, a instancias de una petición de la Delegación del Gobierno.

Poco a poco, los simpatizantes de Aminatou fueron quedándose dormidos, en sacos de dormir y colchones, unos dentro de la sala que les ha dejado la terminal de autobuses del aeropuerto y que está anexa al habitáculo donde duerme Aminatou y otros, simplemente, en el suelo. Además, se han montado un par de tiendas de campaña.

La cena, como todas las noches, fue compartida. Anoche tocó repartir una cacerola enorme con riñones. De postre, manzanas.

Hoy, vuelta a empezar. A la espera de que vuelva el juez, los agentes de la Guardia Civil o los médicos mandados por Delegación del Gobierno. Los simpatizantes aseguran que la lucha sigue y que la última palabra la tiene Aminatou, que sigue obstinada en que prefiere morir con dignidad antes que pedir perdón al rey de Marruecos o aceptar quedarse a vivir en España.

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