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El órdago final de tres veteranos

Los líderes andaluces de PSOE, PP e IU afrontan el año clave de sus largas carreras

ÁNGEL MUNÁRRIZ

Andalucía celebra el 25 de marzo las únicas elecciones de 2012. Hasta entonces, cada decisión que adopte el Gobierno será examinada con lupa en clave regional. Las sucursales andaluzas de PSOE y PP harán valer en sus congresos -en febrero en Sevilla- su poder e influencia. Los partidos se volcarán en los actos del Bicentenario de la Pepa. Hay mucho en juego. Los candidatos de los partidos con representación, José Antonio Griñán (PSOE), Javier Arenas (PP) y Diego Valderas (IU), así como Pilar González, que intenta que el PA regrese, afrontan el envite clave de sus carreras. Es su órdago final.

Dos derrotas indirectas

El PSOE cosechó en 2011 dos derrotas históricas ante el PP en Andalucía: municipales de mayo y generales de noviembre. El resultado de estas, extrapolado a las autonómicas, daría al PP una mayoría absoluta. Los dos varapalos han llegado con Griñán (Madrid, 1946) como secretario general del PSOE-A. Pero hasta marzo no será por primera vez cabeza de cartel. Las elecciones serán separadas por decisión de Griñán, que lo considera un acierto táctico y confía en que las autonómicas sean el primera escalón del despegue socialista. Si no lo es y las autonómicas son el último escalón de la debacle, Griñán tendrá que asumir su responsabilidad.

El PSOE aspira a sumar 55 diputados junto con IU y formar coalición. Ello consolidaría a Griñán como gran barón del partido durante su travesía por el desierto. En cambio, la llegada a San Telmo de Arenas sería un fracaso sin paliativos de Griñán, que afrontaría una agudización de las tensiones internas. Perdido un gran bocado de poder municipal, el único pegamento para los socialistas andaluces es el poder autonómico.

El aspirante incansable

Para Arenas (Sevilla, 1957), derrotado en 1994, 1996 y 2008, es ahora o nunca. El viento sociológico sopla a su favor. También tiene detrás de sí a todo un Gobierno. Hoy prevé compartir acto en Córdoba con los tres ministros andaluces, Cristóbal Montoro, Fátima Báñez y Miguel Arias Cañete. El mensaje es claro: sin el PP, los andaluces se quedan atrás. Arenas necesita la mayoría absoluta o, al menos, que PSOE e IU no la sumen juntos, para así poder apoyarse en los eventuales diputados de UPyD, si los hubiere. ¿Y si, aunque gane, no gobierna? Arenas sería otra vez la imagen de la derrota en un partido que únicamente es oposición, donde compite con otras fuerzas de derecha nacionalistas o regionalistas.

A rebufo del 20-N

Valderas (Bollullos Par del Condado, Huelva, 1953) es candidato por tercera vez. Hasta el 20-N tenía como aval de su tarea que el descalabro de IU federal no se había extendido a Andalucía, donde mantenía seis parlamentarios. Ahora, tras el boom de IU el 20-N, necesita más para reivindicarse. Al menos uno por provincia. El mayor temor es que prenda en el campo progresista el llamado voto útil. Ante la imposibilidad de presentarse por Sevilla, donde avecina conflicto interno, Valderas irá previsiblemente por Huelva. Quedarse sin escaño lo dejaría muy tocado. Si IU es, como en Extremadura, llave de Gobierno tras las elecciones, Valderas tendría una patata caliente de difícil gestión. Aunque ese sería, claro, un bendito problema.

La última baza andalucista

El 25 de marzo no sólo se la juega ella, también el andalucismo. González (Mérida, Badajoz, 1962) se presentará por Cádiz, donde las cábalas del PA sitúan las mejores expectativas de lograr escaño. Si no lo alcanza, los problemas de liderazgo serán los menos graves del histórico Partido Andalucista, que se enfrenta al problema añadido de la posible irrupción de UPyD como cuarta fuerza política en el Parlamento.

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