Público
Público

La paradoja catalana: la economía crece entre tensiones políticas y sociales

El rendimiento del sistema productivo se disparó el año pasado en Catalunya pese a la crisis en las instituciones, los enfrentamientos en la calle y los anuncios de traslado de sedes de empresas a otras comunidades

Banderas de España (con el toro de Osborne), la senyera (con el lazo amarillo por los políticos encarcelados), y la estelada, en unos balcones en Barcelona.. REUTERS/Albert Gea

La convivencia de la velocidad de locomotora que la economía catalana ha alcanzado en los últimos meses, pese a los anuncios de deslocalización empresarial, las tensiones en la política institucional y las calles por el procés soberanista y el recorte del autogobierno con el 155 resulta paradójica.

Y, como toda paradoja, que los mismo es un “hecho o expresión aparentemente contrarios a la lógica” que el “empleo de expresiones o frases que encierran una aparente contradicción entre sí”, genera la duda de si lo es por lo que ocurre o por cómo se cuenta; es decir, por los datos o por su relato a través de la propaganda.

Da la sensación de que la economía ha conseguido mantenerse al margen, aunque hay dudas de si eso puede deberse a una diferencia de ritmo que aflorará más adelante o si realmente no ha tenido efectos en ella”, señala Joaquím Brugué, economista y catedrático de Ciencia Política de la UAB (Universitat Autònoma de Barcelona).

Los datos de la contabilidad regional de 2017 que acaba de hacer públicos el Instituto Nacional de Estadística (INE) sitúan a Catalunya como la comunidad con más potencia económica del país con un PIB (Producto Interior Bruto) de 223.139 millones de euros que supone el 19,2% del total estatal (tres décimas y 3.163 millones más que Madrid) y como la que más crece en términos absolutos con 9.373 millones que suponen una diferencia de 925 millones con Madrid, de 3.675 millones con Andalucía y de 5.224 millones con la Comunitat Valenciana.

El mismo estudio la sitúa como la tercera en avance porcentual, con un 4,4% que comparte con Baleares y que solo se ve superado por el 5% de Asturias y el 4,9% de Aragón, ambas de menor tamaño.

Más empleo y menos desempleo

Los de la evolución del PIB no son los únicos datos que revelan una evolución positiva de la economía catalana en los últimos meses.

Solo Andalucía creó el año pasado más empleo que Catalunya, con 126.300 por 113.600 nuevos ocupados, no muy lejos de duplicar en ambos casos a Madrid (66.200), con la que suman la mitad de los nuevos puestos, según la EPA (Encuesta de Población Activa).

La andaluza fue también, con 159.700 por 79.300, la única comunidad autónoma que redujo la cifra de desempleados más que la catalana.

En esa evolución de las variables macroeconómicas, simultánea al anuncio de traslado de sede social de más de 3.000 empresas desde octubre (con deslocalización tributaria en un tercio de los casos) y el aumento de la llegada a dos diarias, ha resultado clave la evolución del comercio y la hostelería. Ambos tiran de la economía local con avances de 1.790 y 2.486 millones, participaciones superiores al 20% y aumentos, respectivamente, del 18,5% y el 11% en el último trienio y del 3,8% y el 5,9% solo en el último ejercicio.

“En el medio plazo no se ha notado”

“Parece que la economía se mantiene al margen de la política y que la actividad productiva y comercial sigue su curso”, indica Brugué, que destaca que en el grueso de los anuncios de traslado de empresas se trata de “cambios documentales que no afecta a la estructura productiva”.

No obstante, muestra sus dudas sobre la posibilidad de que ese comportamiento autónomo de la economía con respecto al deterioro de la vida política y la convivencia social pueda durar mucho tiempo si no se relaja la tensión en estos dos últimos ámbitos. “No creo que en el medio y el largo plazo pueda mantenerse una economía boyante en esta situación –apunta-. En el medio plazo no se ha notado, pero hay que estar atentos para ver cómo evoluciona”.

“Es una situación muy desconcertante”, señala, en un territorio que prácticamente se paralizó con el “paro de país” posterior al 1-O mientras la huelga general convocada un mes después tenía un seguimiento mucho menor. “Es algo sorprendente”, anota.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias