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Una pista sobre Mari Luz termina en fracaso

OLIVIA CARBALLAR

Lleva un mes y medio agarrado a la esperanza. Y así seguirá, apretándola con fuerza hasta encontrar a su pequeña. El padre de Mari Luz, la niña desaparecida el 13 de enero en Huelva cuando salió a comprar golosinas, cogió el jueves un avión con destino Nápoles tras enterarse, mediante un e-mail de un particular, del hallazgo de una niña en la ciudad italiana que podría haber sido suhija. Pero no lo fue.

Unos minutos antes de embarcar hacia Roma, donde hacía transbordo, atendió a Público con la voz apagada: “Voy a buscarla hasta el final, donde haga falta, y aunque la policía me diga en Roma que no es ella, iré a Nápoles para comprobarlo personalmente”.

La Delegación del Gobierno en Andalucía confirmó horas antes que la Interpol estaba investigando si esta niña, que está en un centro de acogida de menores, era Mari Luz. La Policía española envió a la italiana toda la información y, finalmente, se comprobó que, pese a ser ambas de etnia gitana, son dos niñas distintas. Una, de nacionalidad rumana, tiene tres años. La otra, Mari Luz, tiene cinco.

La desesperación de Juan José hizo que no esperara la confirmación oficial para emprender el viaje. Y sabía que no las llevaba todas consigo: “No voy eufórico, no quiero hacerme ilusiones”, dijo a este periódico en el trayecto a Madrid, de donde partió a Roma. La familia ha contratado incluso detectives privados. Y seguirán en su lucha hasta exprimir la última gota de esperanza.

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