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La Policía apura las 72 horas del arresto en rastrear una hectárea

El georradar y la primera excavación en la finca familiar del padre, que está detenido, no dan resultados

 

A. ALBA / Ó. LÓPEZ-FONSECA

La Policía se enfrenta a una tarea titánica y contrarreloj para encontrar a Ruth y José, los hermanos de 6 y 2 años desaparecidos el pasado sábado 8 de octubre en Córdoba.

En 72 horas, los agentes tienen que rastrear los cerca de 12.000 metros cuadrados de extensión (algo más de una hectárea) de la finca que la familia paterna tiene a las afueras de la ciudad andaluza y en la que se han centrado todos los esfuerzos de los investigadores desde que fue detenido en la madrugada del lunes pasado el padre de los niños, José Bretón Gómez.

Pasadas estas 72 horas, que se cumplen en las primeras horas de mañana viernes, los agentes deberán poner al sospechoso a disposición del magistrado titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Córdoba, José Luis Rodríguez Laín, quien decidirá entonces si prolonga el plazo de detención para que la Policía continúe sus pesquisas, envía a prisión al padre o lo pone en libertad si no considera suficientes los 'indicios de criminalidad' que reflejó en el auto en el que autorizaba su arresto.

De este plazo, al cierre de esta edición los agentes ya habían consumido casi la mitad sin resultados positivos. Y ello a pesar de la intensidad y de los medios puestos por los responsables de la investigación en el empeño de buscar indicios sobre el paradero de los menores en el enorme naranjal con una vivienda de dos plantas, piscina, pozo y una construcción para almacenar herramientas que hay en la propiedad sospechosa de albergar los cuerpos sin vida de los dos críos.

La fijación de los agentes en este terreno se basa en dos datos objetivos, según confirman fuentes policiales. El primero, el análisis de las tres llamadas realizadas desde el teléfono móvil del padre entre las 14.30, hora en la que él y sus hijos salieron de comer de casa de los abuelos, y las 18.40, cuando avisó a la Policía de la supuesta pérdida.

El auto del juez sólo recoge 'indicios de criminalidad' contra el padre

José Bretón utilizó su móvil desde algún lugar próximo a dicha finca, como ha revelado una antena de telefonía próxima al lugar y que da servicio a todo el polígono industrial de Las Quemadas.

El segundo dato es el arrojado por uno de los perros de la Unidad Canina de la Policía que participó el martes pasado en las labores de rastreo tras la detención, y que señaló sobre las 16.00 horas un punto muy concreto de la misma como zona caliente, es decir, con posible presencia de restos humanos. El animal marcó el mismo lugar donde el día que se denunció la desaparición la Policía halló los restos de una hoguera que fue peinada por los especialistas de la Policía Científica y en la que se hallaron huesos de perro. Bretón declaró que en la hoguera había quemado objetos personales de la madre de los pequeños, de la que está en trámites de separación.

De hecho, la única zona donde los agentes han cavado hasta ahora es esta, como este diario pudo comprobar en la noche del martes al miércoles. Sobre la 1.15 horas, y ayudados de potentes focos que iluminaban esa zona situada junto al campo de naranjos de la familia paterna, los agentes rompieron el silencio de la noche con la sequedad de unos golpes de azada contra la tierra. Una espesa polvareda confirmó que estaban removiendo por primera vez el terreno. Las voces posteriores y el resplandor de los flashes de las cámaras fotográficas de los especialistas de la Policía Científica parecían anunciar un hallazgo importante. Falsa alarma.

Los agentes cavaron por primera vez en la finca el miércoles de madrugada

Durante casi una hora más, el grupo de agentes siguió buscando en el naranjal, sobre todo en la parte más próxima a la vivienda, mientras dos de sus compañeros utilizaban un georradar para detectar la posible presencia de enterramientos recientes en el terreno. El sofisticado aparato tampoco aportó datos positivos.

Sobre las 2.15, varios portazos y cerrojazos anunciaban lo que ocurrió a los minutos: los agentes abandonaban con la cara cansada y gesto de frustración el lugar. Minutos antes, un vehículo había sacado del lugar al padre de los niños rumbo a los calabozos de la comisaría central de Córdoba.

Ayer por la mañana se reanudaron los trabajos. El ruido de los golpes de azada y las voces de los agentes amparados en la oscuridad de la noche anterior fue sustituido por el silencio de los recorridos de los policías con el georradar a todo lo largo y ancho de la finca en busca de algún indicio sobre el paradero de los niños. Al cierre de esta edición, el ingenio seguía sin revelar nuevos lugares donde excavar.

El lugar donde apareció la hoguera concentró de nuevo el trabajo policial

En el interior, y junto al arrestado, la cúpula de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta desplazada desde Madrid asistía a la búsqueda de los especialistas. El enésimo rastreo en la finca, iniciado a primera hora de la mañana, sólo fue interrumpido a la hora de comer.

Mientras, el reloj continúa agotando las 72 horas marcadas por la ley. En principio, hoy será la última jornada en la que los agentes puedan tener detenido y a su disposición a José Bretón antes de que el juez decida su futuro. El rastreo casi milimétrico de los más de 10.000 metros cuadrados de superficie avanza en lenta agonía. El tiempo sigue pasando sin noticias sobre el paradero de Ruth y José. Y ya van 12 días desde que los pequeños almorzaron con sus abuelos en el barrio cordobés de La Viñuela y nadie, salvo su padre, los volviera a ver.

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