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La política del fraude inocente

Zapatero y Rubalcaba ante un adelanto

ERNESTO EKAIZER

La mayoría de las personas prefiere creer en aquello que le conviene creer', escribe el economista John K. Galbraith en La economía del fraude inocente, su última obra, publicada en 2004 y que el autor, fallecido en 2006, consideró no sin una pizca de ironía, 'la mejor'. Su capacidad de desmitificar los conceptos de la economía actual basándose en su larga experiencia profesional es magistral.

'El fraude inocente no es una consecuencia del incumplimiento de la ley, sino de las creencias personales y sociales de quienes participan en él. En este sentido, no da lugar a un verdadero sentimiento de culpa y lo más probable es que los involucrados aprueben su propio proceder y se sientan justificados', apunta Galbraith. Así como existe una economía del fraude inocente también hay una política del fraude inocente. El tema de las elecciones generales es ahora precisamente uno de los asuntos objeto de esa política.

La economía no va a reaccionar de aquí a 2012 de manera significativa

Marcelino Iglesias dijo ayer 'con rotundidad' que el objetivo es celebrarlas en la primavera de 2012. Está doblemente equivocado. Incluso si se celebrasen en los primeros días de marzo, el día 4, estaríamos a 17 días de la primavera.

Pero es que, además, Alfredo Pérez Rubalcaba y José Luis Rodríguez Zapatero están en la idea de convocar elecciones anticipadas. Si, en 1995, Felipe González se vio obligado, por la deserción de CiU, a anticipar un año, en esta ocasión Zapatero y Rubalcaba, que ya dudaban sobre la conveniencia de buscar apoyos para los Presupuestos de 2012, estiman que quizá lo mejor sería abreviar unos meses la legislatura. El 27 de noviembre es, pues, la fecha a apuntar.

El adelanto depende del presidente, pero quien se mide con Rajoy es Rubalcaba

La convocatoria es prerrogativa del presidente, pero quién va a enfrentarse con Rajoy es Rubalcaba y no Zapatero. Y más allá del deseo inicial de acabar la legislatura del jefe del Ejecutivo, Rubalcaba sostiene, por el contrario, que cuanto más se dilate el proceso electoral, más desgaste sufrirá su candidatura. Dicho de otro modo: es una vana ilusión pretender que el que se inmola ante el altar de los mercados es sólo Zapatero. Por ello, hay que acabar el proceso lo más rápidamente posible; alargarlo será aún más doloroso.

Rubalcaba cree que más vale pájaro en mano que ciento volando. Por un lado, ya sabe que la economía española no va a reaccionar de aquí a 2012 de manera significativa. El estancamiento no va a transformarse en expansión. Asimismo, conoce que la presión de los mercados sobre la deuda española puede hacerse todavía más intensa.

Y, si por otra parte, la EPA del segundo trimestre, en julio, puede dar una bajada del paro de 130.000 personas (en el segundo trimestre de 2010 arrojó una subida de 32.800) y la del tercer trimestre, en octubre, otra bajada de 60.000, la pregunta es: a qué esperar.

Como ya ocurriera con la renuncia de Zapatero a ser candidato, el 2 de abril, la política del fraude inocente continuará hasta el día en que el presidente decida disolver las cámaras y convocar elecciones generales. Nadie se acordará entonces de lo que había dicho hasta ese día o lo considerará parte del juego.

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