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Pons alaba a Camps mientras reclama "honestidad"

El president pide a su partido que no se deje guiar por el 'griterío' y el 'ruido'. Rajoy lo dejó plantado para asistir a una boda en Fuengirola

 

YOLANDA GONZÁLEZ

Sin el respaldo de su jefe de filas, Francisco Camps se rodeó hoy de los suyos para dar el pistoletazo de salida al nuevo curso político. Un año en el que tiene la asignatura pendiente de los tribunales. Imputado por cohecho en el caso Gürtel, Camps vive en modo de espera mientras deciden los jueces.

Pero hoy era su fiesta. Tocaba hablar de futuro, pero no del judicial. De vender sus logros. Hasta José Joaquín Ripoll, el zaplanista presidente de la Diputación de Alicante e imputado en el caso Brugal, le apoyaba. El hombre que un día invitaba a quitar 'las manzanas podridas del partido', en alusión al president, hoy no tenía incoveniente en declarar que él es el 'primero' que apoya a Camps. 'El primero de otros muchos', dijo al entrar al recinto donde se celebró la cena.

Pero el apoyo más esperado y al que más valor le dieron los fieles al president fue el de Esteban González Pons, vicesecretario de Comunicación del PP. No en vano, actuaba de portavoz de Mariano Rajoy. Él mismo lo dijo. Y en algún momento llegó a poner acento gallego, como su jefe de filas. Pons lanzó el mensaje de la noche: 'Eres el presidente del PP valenciano, de la Generalitat , eres nuestro candidato y vas a ser el próximo presidente de la Generalitat', dijo entre aplausos.

Pese a este apoyo, el líder del PP tiene pendiente todavía proclamar a Camps de manera oficial. Rajoy agota el tiempo a la espera de que hablen los tribunales.

'No nos gana nadie en libertad y democracia', presumió Camps

Tras las frases de apoyo, llegaron las advertencias. 'La Comunidad Valenciana te pide que cumplas con tu deber', dijo Pons. 'No podemos fallar y no vamos a fallar, Paco. Si nosotros no cumplimos con nuestro país, qué le queda a España. Tenemos una responsabilidad, la de encarnar la nueva política para todos los españoles', manifestó el dirigente conservador mientras hacía llamadas a 'la honestidad, la entrega y la humildad'. Pons extendió su apoyo al otro político imputado presente, José Joaquín Ripoll.

Camps no tardó en responder a las advertencias. Nosotros cumplimos todos los días. No nos gana nadie en libertad, democracia y en trabajo por los ciudadanos'. Y es que, a juicio del president, su partido no tiene que preocuparse 'de ruido' y del 'griterío'. O sea, de los socialistas, a los que recomendó ir 'a comprar ansiolíticos'.

Una protesta de bomberos increpó a Camps:

Pese a que el acto fue presentado como la apertura del año político para los conservadores de la Comunitat, la velada estuvo rodeada de tintes electorales. Camps no lo ocultó: 'Siempre estamos en campaña'. Y acto seguido, hiló un discurso de candidato en el que sacudió con saña a la oposición y al presidente del Gobierno. 'Estoy harto de Zapatero', dijo. Entre los apoyos que le llegaron a Camps de la dirección del partido estaba también Federico Trillo, responsable de Justicia del partido.

El líder del PP, que por la mañana había acudido a un acto en Torrox (Málaga) en el que sí ratificó candidatos, decidió dar plantón una vez más a Francisco Camps. No es la primera vez teniendo en cuenta que el líder de los conservadores no acude a la Comunitat desde el pasado mes de marzo, donde clausuró una convención del PP y después acudió al balcón del Ayuntamiento de Valencia a presenciar la mascletá.

Ayer, mientras Camps lanzaba su discurso a los dirigentes de su partido, Rajoy estaba en otra fiesta, la celebración en Fuengirola de la boda de José María Rivas, un compañero de que trabaja en el departamento que dirige Ana Mato, vicesecretaria de Organización y Electoral. El líder de los conservadores actuó como testigo.

La vuelta a la actividad política del president se produce sólo un par de semanas después de que el Tribunal Constitucional condenara al PP en Les Corts por violar los derechos de los diputados de Compromís, uno de los partidos de la oposición. Concretamente, por vetar en la Mesa de la institución algunas preguntas incómodas para los conservadores.

Muchas de ellas, relacionadas con el caso Gürtel. Un escándalo que no pasó inadvertido para un grupo de bomberos que esperaba a Camps a las puertas del restaurante protestando por sus condiciones laborales. Cualquier coche oficial que entraba o cualquier persona que accedía a pie al recinto con pinta de dirigente del PP no se libraba de un par de insultos. 'Corruptos, chorizos'.

Para intentar despistar, Camps se presentó en una furgoneta roja. La respuesta, se la dio el president desde la tribuna: 'Debemos ir con la cara muy alta orgullosos de lo que hemos hecho'.

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