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El posible adelanto electoral en Madrid inquieta al PSOE andaluz

El compromiso expreso de Griñán de mantener las autonómicas en marzo de 2012 amenaza la coincidencia con las generales

ÁNGEL MUNÁRRIZ

La posibilidad nada inverosímil de que José Luis Rodríguez Zapatero adelante las elecciones generales a noviembre inquieta sobremanera al PSOE andaluz. El presidente José Antonio Griñán ha declarado varias veces y ha solemnizado en el Parlamento que, pase lo que pase, él mantendrá las autonómicas en marzo de 2012, agotando la legislatura. Si Zapatero adelanta, el PSOE se expone a encarar sus primeras autonómicas andaluzas en solitario (sin que la fecha coincida con las generales) desde 1994.

En el PSOE es un hecho bastante asumido que la convocatoria conjunta favorece a sus intereses en Andalucía. O hasta ahora así ha sido. Manuel Chaves, tras cosechar en 1994 la más estrecha de sus seis victorias, convocó conjuntamente con las generales en 1996, 2000, 2004 y 2008, obteniendo siempre victorias que le permitieron gobernar o con pactos cómodos o, las dos últimas, con mayoría absoluta.

“Si Zapatero adelanta, seguro que Ferraz presiona a Griñán para que haga lo mismo. Y no hacerlo sería un disparate”, señala un histórico dirigente andaluz. Esta opinión es mayoritaria, pero no unánime. El descalabro del PSOE el 22-M ha sido tal en España que hay voces que creen que ahora podría ser mejor ir por separado. “Si vamos solos, susto. Pero si vamos juntos, muerte”, resume un miembro del Gobierno. Fuentes del entorno de Griñán afirman que el presidente cree que esta vez la coincidencia electoral restaría y que acudir a las urnas como último gobierno socialista en un mar autonómico azul y con Mariano Rajoy en la Moncloa movilizaría a su electorado.

Un diputado andaluz en Madrid, que da por casi seguro el adelanto en Madrid, afirma: “Qué hará Griñán es un misterio, pero no ir juntos podría ser una catástrofe, por eso lo pide tanto Javier Arenas”.

El problema, en caso de que Griñán decidiera adelantar para coincidir, sería explicar el motivo, ya que el PSOE dispone de mayoría absoluta y su análisis del 22-M no asume que la derrota (la primera ante el PP en Andalucía) sea enteramente imputable a la Junta. Hay quien no descarta que Griñán se haya pillado los dedos a propósito, de forma que luego su compromiso público no tenga marcha atrás.

Pero varias fuentes socialistas coinciden en que si el análisis de Ferraz es que Griñán se daría un batacazo en solitario, presionará con insistencia. Estas fuentes creen que, si Rajoy gana las generales, sería difícil para Griñán frenar la dinámica victoriosa del PP. Y más con tan poco margen. Rajoy sería investido en enero y no habría tiempo para que se desgastara antes de las autonómicas.

Desde 1996 el camino a San Telmo se cubre con un ojo en la Moncloa, tal ha sido la influencia de la política nacional en las elecciones andaluzas. Los partidarios de que Griñán adelante las elecciones si Zapatero lo hace alegan que la coincidencia incrementa la participación y ello favorece al PSOE. En 2004 Chaves cosechó una amplia mayoría absoluta (61 diputados, por 37 de PP, 6 de IU y 5 de los andalucistas), beneficiándose del castigo al PP por el 11-M. Cuatro años más tarde Chaves revalidó la mayoría absoluta, en parte gracias al tirón de Zapatero.

¿Pero qué ocurre cuando en Madrid domina el PP? Los socialistas que defienden la coincidencia presentan también como argumento los casos del 96 y el 2000. En el primero el PP aspiraba a superar al PSOE en Andalucía. Dos años antes, en elecciones separadas, se había quedado a sólo cuatro parlamentarios (45-41), abriendo la corta legislatura de la pinza. Pero en el 96, con elecciones conjuntas, el PP andaluz bajó a 40 y los socialistas ganaron siete y pudieron gobernar con el PA. En 2000, pese a la clara victoria de Aznar, Chaves aguantó el tirón. El auge de la derecha se dejó notar y el PP acortó la distancia a seis diputados, pero no fue suficiente.

El argumento central a favor de las elecciones separadas es que el deterioro de la marca PSOE en España sería tal que, más que sumar, restaría a Griñán. El problema es que, con el paro desbocado y el caso ERE abierto, la marca PSOE andaluz atraviesa también horas bajas.  

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