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El PP no da ningún signo de querer rehabilitar políticamente a Camps

Las decisiones del expresident podrían desestabilizar al PP valenciano, donde cuenta con numerosos fieles

 

BELÉN TOLEDO

La resurrección judicial de Francisco Camps ha sido un alivio para el PP, pero su rehabilitación política amenaza con convertirse en un problema. Ayer, los principales líderes conservadores aprovecharon el asunto para echar tierra sobre el resto de los casos de presunta corrupción del PP mediante la exaltación de la presunción de inocencia. De paso, atizaron al PSOE por las acusaciones que ha dirigido contra el político valenciano, al que convirtieron en una suerte de mártir de la persecución judicial con constantes y emocionadas alusiones a su sufrimiento personal y familiar durante estos años.

Sin embargo, fueron sumamente cautos a la hora de reabrir al expresident la puerta de la primera línea política. 'Ya veremos lo que ocurre en el futuro', afirmó en Berlín Mariano Rajoy, que añadió que Camps 'cuenta' en su partido 'como cualquier otro dirigente, en este caso muy importante'. En la noche del miércoles, el presidente del Gobierno le había llamado para felicitarle por el veredicto absolutorio.

Rajoy le telefonea para felicitarle pero evita decir qué hará con él en el futuro

'No hay que rehabilitarle, está perfectamente rehabilitado', explicó Esteban González Pons, portavoz del PP, que añadió que a Camps 'no se le ha suspendido de militancia'. Pons evitó contestar cuando la prensa le planteó la pregunta más espinosa del día: la de si Camps, una vez absuelto y colmado de elogios por parte de sus compañeros, merece volver a presidir la Generalitat. 'Yo creo que es un día en el que no debemos preguntarnos qué pasará mañana, sino qué ha pasado durante los últimos tres años', contestó.

A la misma pregunta contestó con una clara negativa Rita Barberá, alcaldesa de Valencia y mentora política de Camps. Barberá recurrió a la poesía para amortiguar el golpe: 'El agua de los ríos nunca vuelve atrás, puede regar nuevos campos, pero nunca vuelve atrás. Y estoy segura que los campos que va a regar la capacidad política de Francisco Camps serán magníficos'.

Pero sin duda el papel más difícil fue el que ayer le tocó interpretar al sucesor de Camps en la presidencia del País Valencià y en el PP autonómico, Alberto Fabra. El nuevo mandatario está en el poder desde julio, cuando Camps dimitió del cargo como 'sacrificio' por la victoria de Rajoy en las urnas, y para dedicar sus energías a demostrar su 'inocencia' en los tribunales.

Su sucesor al frente de la Generalitat señala que Camps 'se merece descansar'

En estos seis meses, Fabra se ha encontrado con numerosos obstáculos para asentar su liderazgo. Ha habido quejas entre algunos líderes porque la dirección nacional del PP lo impusiera como sucesor en la misma noche de la dimisión de Camps, sin consultar con los referentes del partido en la comunidad. El más destacado en este sentido ha sido Alfonso Rus, presidente del PP de la provincia de Valencia, que ha hecho patente públicamente su molestia. Barberá, pese a que insiste en su lealtad a Fabra, no ha escatimado tampoco frases que no contribuyen, precisamente, a reforzarlo. La alcaldesa se lamentó, por ejemplo, de que 'vuelvan los enredos al PP'.

En estos meses, Fabra ha basculado entre las tibias maniobras por superar los lastres dejados en herencia por su antecesor ha aprobado una comisión de investigación sobre uno de los escándalos de corrupción, el caso Emarsa, y ha reconocido que los grandes eventos que tanto gustaban a Camps son insostenibles y los intentos de no molestar a los fieles al expresident en el grupo parlamentario siguen, sin que nadie les haya pedido explicación alguna, cinco imputados y dos presuntos implicados en Gürtel y Brugal.

El nuevo president trasladó esta actitud ambivalente a las seis semanas que ha durado el juicio de los trajes. Por un lado, sometió a Camps a un completo ostracismo, al emitir la directriz de que no había que mezclar la institución con los tribunales. No apareció por la sala de vistas, y tampoco ninguno de sus consellers. Pero, por otro lado, hacia el final del proceso se lanzó a defender la honorabilidad de su antecesor con frases altisonantes, como que el juicio era 'un circo'.

Este difícil equilibrio se fue al garete cuando el pasado miércoles se conoció la absolución de Camps por la mínima, por cinco votos a cuatro. Ayer, Fabra presentó el acontecimiento como una buena noticia para el PP y la muestra de que el País Valencià recupera 'su posición' en España. Habló de justicia 'del pueblo' por haberse tratado de un jurado popular. Elogió su figura y pidió una disculpa al PSOE. Pero se escabulló cuando le preguntaron si, en consecuencia a sus halagos, devolverá la jefatura de la Generalitat al rehabilitado expresident, una vez que se han extinguido los motivos por los que renunció a ella. Contestó que Camps dimitió 'voluntariamente'.

Cayo Lara insiste en que el expresident ya está condenado socialmente

Después, le llovieron preguntas sobre qué papel ocupará Camps. Sólo acertó a confiar en que 'se merece un periodo de reflexión'. A la pregunta de si le abrirá la puerta de la primera línea, dejó la pelota en el tejado del interesado: 'Hay que esperar a que Camps diga lo que quiere hacer'. 'Se merece descansar', concluyó. De la decisión de Camps depende, pues, la tranquilidad en el PP valenciano. Sobre esto, el expresident no dio ayer ninguna pista. Después de meses de silencio, concedió varias entrevistas. En ellas se mostró exultante y se confesó 'agradecido' a la España 'limpia' que confió en él.

Mientras, la oposición se dedicó a meter el dedo en la llaga de la contradicción del PP. Alfredo Pérez Rubalcaba, precandidato a la Secretaría General del PSOE, respondió a la número dos del PP, María Dolores de Cospedal, que el miércoles se había preguntado quién iba a 'reponer' el honor de Camps. 'Pues vosotros, si creéis que fue un ciudadano ejemplar y que pagó sus trajes, podéis volver a hacerle presidente de la comunidad de la que le quitasteis', afirmó. 'Si el PP cree que es un modelo, que le reponga inmediatamente', remachó su rival, Carme Chacón.

Jorge Alarte, líder del PSOE en el País Valencià, pidió a Fabra que demande 'explicaciones' a Camps 'porque una cosa es la responsabilidad judicial y otra la política'. Alarte se refirió a la millonaria contratación pública con la trama Gürtel durante el mandato del expresident, y a la presunta financiación ilegal del PP que está investigando la Justicia. 'No es motivo para estar orgulloso', reprochó a Fabra.

Cayo Lara, líder de IU, recordó que aunque se le haya absuelto, Camps está 'socialmente condenado'. Y Marga Sanz, coordinadora regional, opinó que 'Fabra está dando a entender que no tiene sitio para Camps' e 'incluso sugiere enviarlo de vacaciones'. Enric Morera, de Compromís, tachó la situación del PP de 'sainete'. Toda la oposición señaló, además, a Camps como el responsable de la ruina económica del País Valencià, la comunidad más endeudada en relación a su PIB, y cuya falta de liquidez ha puesto en peligro hasta la calefacción de los centros escolares.

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