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El PP teme la 'balearización' de su feudo valenciano

A las filas conservadoras les preocupa que sus cargos con procesos abiertos en el País Valencià sean condenados y que la formación regional termine refundándose como ocurrió con la de Balears.

MARÍA JESÚS GÜEMES

Cada día que pasa crece más la indignación entre los dirigentes conservadores a cuenta de todo lo que está ocurriendo en el feudo del president Francisco Camps y son muchos los que temen la balearización del País Valencià.

'Como allí, la corrupción se dispersa como las esporas', comenta un diputado del PP recordando los múltiples escándalos que ha habido en Balears, salpicando primero a los conservadores y, después, a Unió Mallorquina. En las filas de Mariano Rajoy preocupa que entre sus compañeros valencianos se vayan extendiendo los casos y termine por repetirse la misma historia. Al principio sólo tenían abierto el frente de Castellón. Al presidente de su diputación, Carlos Fabra, llevan años investigándolo. El 23 de septiembre irá a declarar en calidad de imputado por cohecho, tráfico de influencias y fraude fiscal.

'La corrupción se dispersa como las esporas', sostiene un diputado

Después llegó el turno de Camps y buena parte de su equipo. El PP valenciano lleva ya cerca de un año y medio con lo que ellos tachan de 'pesadilla'. El jefe del Consell está imputado por cohecho impropio por el tema de los trajes que le regaló la trama Gürtel y podría ser encausado por varios delitos más, entre ellos prevaricación, fraude fiscal, falsedad documental o financiación ilegal, cuya condena acarrea varios años de cárcel y de inhabilitación para cargo público.

Y, hace unas semanas, saltó también por los aires el caso Brugal, una investigación sobre sobornos en la adjudicación de los servicios de recogida de basuras en la comarca alicantina de la Vega Baja, con varias detenciones. Ahora el líder del PP de Alicante, José Joaquín Ripoll, y varios concejales del Ayuntamiento de Orihuela están en el punto de mira.

En el PP piensan que hay muchas probabilidades de que todos los cargos valencianos que se han visto afectados terminen siendo condenados. Y aún recuerdan el shock de ver imputado al ex president del Govern, Jaume Matas. Al que fuera en otro tiempo uno de sus dirigentes más admirados le están investigando por el sobrecoste del velódromo Palma Arena en casi 50 millones y por el aumento de su patrimonio. En abril eludió la cárcel porque pagó una fianza de tres millones de euros.

Montoro dice que lo de Camps sólo es 'un procedimiento ordinario'

Pero este asunto se da ya por 'amortizado'. Más con Matas fuera del partido y suspendido de militancia. La formación se renovó con José Ramón Bauzá al frente y trata de pasar página. Para algunos eso es lo que va a tener que terminar sucediendo en el valenciano. Va a ser necesaria una refundación en toda regla', dicen fuentes del PP. Les inquieta que en el futuro Camps se convierta en una suerte de Matas.

Rajoy anunció el martes pasado, en el comité ejecutivo nacional, que iba a esperar a ver cómo evolucionaban los procesos judiciales latentes para conformar las candidaturas. Tan sólo dos días después, Camps decidió activar su maquinaria electoral, en lo que se interpretó como un claro desafío a la cúpula. En el PP afirman que Rajoy conocía sus pasos. Dentro de sus filas se piensa que si no sabía todos los detalles, desde luego, no lo puede reconocer para no quedar en ridículo. Y si, por el contrario, estaba puntualmente informado, el jefe de la oposición se equivocó de lleno al avalar a su barón territorial.

Ayer, el responsable de Economía, Cristóbal Montoro, destacó que según los estatutos, le corresponde al comité electoral nacional seleccionar las listas de los 'mejores candidatos'. Pero, cumpliendo órdenes de más arriba, le restó importancia a lo ocurrido. Por eso aseguró que el paso dado por Camps es 'un procedimiento ordinario'. Pero a muchos de sus compañeros les parece que el líder del PP valenciano empleó un método 'poco ortodoxo' y opinan que, si se quisiera, se podría 'anular' la junta directiva porque no fue tal.

En el partido creen que a Rajoy le está haciendo 'mucho daño' Camps. Por ejemplo, cuando el Supremo decidió reabrir la causa de los trajes el pasado 12 de mayo, para muchos la fecha en la que el dirigente valenciano debería haber dimitido, el líder del PP protagonizaba un encendido debate con Zapatero en el Congreso a cuenta de la reducción del déficit. Pero quedó eclipsado por la resolución judicial. El viernes pasado, el presidente conservador cerró el curso político en un acto en Toledo. Pero su discurso no fue la comidilla de los presentes. Todos preferían cotillear sobre Camps.

Hay quien cree que esta situación continuará así hasta que Camps quiera y por lo visto se aferra al cargo, con el consiguiente desgaste de imagen para el PP. Justo lo que quiere evitar Rajoy, quien trata de tener bien atado al partido para afrontar las catalanas de otoño y las municipales y autonómicas del año que viene.

Cree que su camino a la Moncloa sólo se podría estropear por nueva batalla interna o algún susto judicial contrario a sus intereses. Y, en este último apartado, los del PP afirman que Camps, que fue su gran apoyo en el XVI Congreso Nacional de Valencia en 2008, tiene todas las cartas para convertirse en su cruz del 2012.

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