No habrá confesiones, ni perdón de los pecados, ni penitencia a través del iPhone, del iPad o del iPod Touch. Y, si se da, no será válida para el Vaticano, que considera obligatoria la 'relación de diálogo personal entre el penitente y el confesor', que 'no puede ser sustituido por ninguna aplicación informática', según indicó ayer el portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi. Dios sólo perdona los pecados a través de un sacerdote, y únicamente en presencia de este. La única distancia posible es la que marca el confesionario.

Y eso que Confession, una aplicación que permite preparar la confesión, hacer un listado de pecados e, incluso, formular actos de penitencia y contricción, ha sido gestionada por el reverendo Thomas G. Weinandy, director ejecutivo de la Secretaría de Doctrina y Prácticas Pastorales de la Conferencia Estadounidense de Obispos Católicos.

Pese a la negativa, Lombardi sostiene que 'no se puede excluir la posibilidad de que alguien utilice un soporte digital para prepararse para la confesión' como aplicaciones que permiten el examen de conciencia, al igual que anteriormente 'se utilizaban panfletos o textos con preguntas escritas en folios'.

Confession se puede descargar por apenas dos euros. La aplicación realiza un examen de conciencia personal basado en la edad, sexo, y 'vocación' (soltero/a, casado/a, sacerdote, o religioso/a) y dispone de soporte para múltiples usuarios con cuentas protegidas por contraseña.

Tras instalar el perfil, la aplicación sugiere una serie de pecados estándar. El usuario, una vez 'confesado', puede seleccionar hasta siete actos de contricción. Confession, además, dispone de un tutorial de confesión que incluye la medición del tiempo transcurrido desde la última confesión.