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El PSOE salva en solitario la reforma laboral

La izquierda minoritaria pide 'salir a la calle' en el debate que validó la norma. El Congreso suaviza el texto modificado en el Senado

MIGUEL ÁNGEL MARFULL

El presidente del Gobierno y el ministro de Trabajo aguantaron estoicamente en sus escaños el debate que dio luz verde definitiva a la nueva reforma laboral. El Congreso repasó ayer las enmiendas procedentes del Senado, corrigiendo un texto que concitó la crítica de toda la oposición, el único respaldo del PSOE y cuya discusión abonó vehementes llamadas a la huelga del 29 de septiembre lanzadas en la tribuna por la izquierda minoritaria.

En su último trámite, el PSOE suavizó la reforma que había endurecido el Senado en una cadena de votaciones en la que los socialistas se sumaron al resto de grupos de la izquierda para tumbar algunos puntos añadidos en la Cámara Alta, donde los socialistas no tienen mayoría. El PSOE sacó así adelante todas sus enmiendas y logró rechazar aquellas que, a su juicio, afilaban más el texto, como el endurecimiento del despido por absentismo o de los requisitos para convertir en fijos determinados contratos temporales.

La norma es 'hija de las prisas y las barbas del vecino griego', según el PP

Convertida la norma en su testamento político ante su inminente vuelta a la política catalana, el titular de Trabajo puso el epílogo al debate deseando larga vida al texto: 'El tiempo lo dirá'. La longevidad de la reforma será la muestra de su bondad, según Celestino Corbacho. Sólo él hizo votos por la salud de un texto que el PSOE defendió desde el posibilismo como un modelo 'equilibrado' que 'no merma los derechos de los trabajadores'.

Ahí concluyeron los abrazos. La oposición compitió en la elección de adjetivos para alimentar su rechazo. CiU y el PNV fueron los más contemporizadores. El PP no se apartó del guión que ensalza la reforma de 1997, aprobada bajo el mandato de José María Aznar, sin ofrecer alternativa para la de 2010, 'hija de las prisas y de las barbas del vecino griego', según la describió el diputado conservador José Ignacio Echániz.

CiU y el PNV fueron los grupos más conciliadores con la nueva ley

'Hija de un fracaso', prefirió considerarla Emilio Olabarría, del PNV. 'No gusta a nadie, a ningún partido, tampoco al PSOE, ni a empresarios, ni a sindicatos', argumentó. Es una 'oportunidad perdida', lamentó Carles Campuzano, del Grupo Catalán, 'vendrán más reformas y esperemos que se hagan mejor'. Coalición Canaria fue la más original en su desdén hacia la reforma. El texto es 'ni chicha ni limoná', según lo caricaturizó su portavoz, Ana Oramas.

La crítica tibia de los dos grupos nacionalistas mayoritarios, que favorecieron en julio con su abstención la convalidación de la reforma, contrastó con las llamadas a la huelga del bloque arcoíris. 'Hay que salir a la calle', apeló el representante de ERC, Joan Tardà. 'La derecha ha triunfado y la tarea se la ha hecho el PSOE; sólo nos queda la movilización, como en el año 2002, porque está en juego el asedio al Estado social', solemnizó el diputado republicano.

Como él, ICV presentó una respuesta social mayoritaria como última oportunidad: 'El Gobierno es responsable de la mayor agresión social de las últimas décadas. Lo más grave es que no se van a parar aquí, por eso, nunca mejor que hoy, el Gobierno necesita una huelga general', proclamó el ecosocialista Joan Herrera.

Poco antes, Gaspar Llamazares había calificado el de ayer de 'día negro para los trabajadores y para un Gobierno que rompe su base social'. Según el portavoz de IU, el Ejecutivo cruza con la reforma un Rubicón 'sin marcha atrás'. Emulando la grafía de las pegatinas del No a la guerra de Irak, Llamazares lució en su solapa una chapa con otra reivindicación: Sí a la huelga.

El BNG se sumó a este llamamiento a la izquierda del PSOE por la movilización. Olaia Fernández describió la aprobación de la reforma como 'un momento vergonzoso en contra de los derechos que tantos años costó conseguir'.

UPyD denunció la tramitación 'oscurantista' de 'una mala ley'. 'Fracasan ustedes y hacen fracasar a España', reprochó al Ejecutivo su portavoz, Rosa Díez.

La diputada de Na Bai, Uxue Barkos, clamó contra el 'abaratamiento del despido' que consagra la norma a su juicio, mientras que UPN tachó el texto de 'ineficaz, incompleto e insuficiente'.

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