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Pulso entre Zapatero y Trichet

El BCE no pidió el límite de déficit en la Constitución, sino concentrarse en el desempleo

ERNESTO EKAIZER

La reforma constitucional para limitar el déficit presupuestario en España mueve pasiones. Y en realidad quizá es poco más que un recurso de Zapatero, con el apoyo del Partido Popular, para demostrar que el tiempo que queda hasta las elecciones generales del 20-N no es un periodo muerto, la última baza para ganarse a los mercados. Una prueba de que el presidente no ha tirado la toalla. Un recurso que nos ata de manera perpetua a considerar el déficit como la gran prioridad, por encima de todo, sí. Pero amigos de Zapatero, gente que le quiere bien, sostienen que es el mal menor.

¿Por qué? Veamos. Cuando el Banco Central Europeo (BCE) decidió, el jueves 4 de agosto, respaldar la deuda pública italiana y española mediante compras en los mercados secundarios, su presidente, Jean-Claude Trichet escribió a Zapatero. Allí, en esa misiva, le pedía que concentrase todos sus esfuerzos en un tema central. Y no es, precisamente, en la reforma de la Constitución para prohibir o limitar el déficit. No. Ese tema central es el 21% de paro en España.

El Gobierno ha preferido dejar que el PP 'revolucione' la legislación laboral

Es dudoso que Trichet se haya vuelto sensible desde el punto de vista social. Lo que hay es un temor a las consecuencias sociales y políticas de una tasa de paro del 21%, propia de una Gran Depresión. Por otra parte, el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, y José Manuel González Páramo, que forman parte del consejo general y ejecutivo, respectivamente, llevan años insistiendo en la necesidad de una reforma radical del mercado laboral.

Fernández Ordóñez estima en privado que en realidad la crisis económica y financiera española es, según la llama, una 'crisis laboral'.

El pasado sábado, día 27, en el seminario anual que organiza la Reserva Federal de Estados Unidos en Jackson Hole, Trichet pronunció un discurso, precisamente, sobre su idea para alcanzar el máximo crecimiento económico a largo plazo. Veamos lo que dice. 'Algunos pueden considerar inusual pedir a un presidente de banco central su opinión sobre el crecimiento a largo plazo. Sin embargo, las instituciones monetarias pueden jugar, y lo han hecho, un papel en sostener el crecimiento económico a largo plazo'.

Trichet compara el desarrollo de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos y la eurozona y sitúa a España e Irlanda como los dos países más parecidos en sus subidas de precios de la vivienda a los estados de Nevada, Florida, Arizona y California, los que han sufrido una recesión más profunda. El ejemplo a seguir, sostiene, es Alemania. 'Hace sólo unos años, el grupo de países de bajo crecimiento incluía a Alemania, un país bautizado como 'el enfermo de Europa' en aquel momento. Sin embargo, Alemania es ahora un ejemplo de los grandes dividendos que puede dar una reforma si el ajuste estructural se convierte en una prioridad estratégica y es llevada a la práctica con paciencia'.

La clave, según Trichet, son los costes laborales. Y es aquí donde liga el discurso de Jackson Hole con la carta que envió a primeros de agosto a Zapatero. En cierto modo, Zapatero debería ser el Gerhard Schroeder español, el socialdemócrata que hizo una flexibilización a fondo del mercado laboral alemán.

Zapatero ha hecho algo más en esta dirección (nueva regulación de los contratos temporales), pero, ante la exhortación de Trichet para que haga mucho más en materia laboral y de negociación colectiva, ha preferido la reforma constitucional para limitar el déficit como una gran operación política para dejar al PP revolucionar, cuando toque, en 2012, la legislación laboral.

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