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Rajoy no da su opinión para no alentar "la ceremonia de la confusión"

Mayor Oreja admite las diferencias con su jefe de filas: 'Yo puedo ser más libre en mis apreciaciones, pero él no, porque su primera obligación es ganar los comicios'

MARÍA JESÚS GÜEMES

En el PP cuentan que la filosofía de Mariano Rajoy con ETA es la de que no hay mayor desprecio que no hacer aprecio. Fue su estrategia durante los días en los que se dilucidaba si Bildu podía o no ser legalizada por el Tribunal Constitucional para presentarse a las elecciones del 22 de mayo y es la misma actitud que ha empleado ahora con la Conferencia de Paz de Donostia.

El jefe de la oposición estuvo ayer en Bizkaia para hablar principalmente de economía y empleo. Rajoy no quiso referirse a la reunión. 'No voy a contribuir a esta ceremonia de la confusión porque no tiene sentido. Llevamos muchos años ya sufriendo esto', comentó. Sólo se pronunciará, cuando exista 'un comunicado de la organización terrorista diciendo que abandona de manera definitiva e incondicional su actividad criminal'. Para él, eso sería 'lo importante' y no entrar a opinar de otras cuestiones como, por ejemplo, el respaldo de la izquierda abertzale a la declaración del lunes. Rajoy, acompañado en todo momento del líder de los conservadores vascos, Antonio Basagoiti, insistió en que 'desde la ley, desde el Estado de derecho y desde la fuerza de la democracia se puede derrotar también a una organización terrorista'.

El líder conservador afirma que sólo se pronunciará cuando ETA se disuelva

Sus palabras se ajustan mucho a las del Gobierno. Ambos se mueven con cautela. Ayer se especuló con la posibilidad de que Zapatero y Rajoy estuvieran estudiando cómo gestionar conjuntamente el final de la banda. Rajoy desveló que había conversado telefónicamente con el presidente. Le llamó él porque, según explican los que le rodean, está 'muy preocupado' con el Consejo Europeo que se celebrará el próximo 23 de octubre. Le pidió que defendiera la solvencia de la deuda española y que la recapitalización de la banca no sea a costa del crédito.

Pero desde el PP afirman que la cuestión era esa y no ETA. Además dicen que la relación del ministro del Interior, Antonio Camacho, con el responsable de Justicia del PP, Federico Trillo, es 'esporádica' y lamentan que no sea tan fluida como la que mantenía con Alfredo Pérez Rubalcaba.

La postura de Rajoy decepciona a un sector de su partido al que le gustaría que reaccionara con mayor contundencia e incluso que el PP rompiera el pacto con los socialistas en Euskadi, algo que no está entre sus planes. Ayer se vislumbraron algunas de las diferencias internas que existen en una entrevista de Jaime Mayor Oreja en la Cope. El portavoz en Bruselas reconoció que las prioridades de su jefe de filas y las suyas no son las mismas. Pero lo achacó a intereses electoralistas: 'Tiene una disposición distinta de la mía. Yo puedo ser más libre en mis apreciaciones pero él no porque su primera obligación es ganar los comicios por mayoría absoluta'.

Mayor dice que el PP se enfrentará a un 'desafío nacional' si llega al poder

Mayor dijo que 'confía y desea' que su jefe de filas tenga 'el mayor acierto para hacer frente a este asunto' y que espera que el PP 'esté a la altura de este desafío nacionalista'. Pero admitió que, a diferencia de él, que no tiene 'limitación', Rajoy 'pretende limar aristas y no hacer el juego a lo que algunos pretenden'. 'Yo creo que lo más importante es recuperar el valor de la verdad', comentó.

Con ello revelaba de forma implícita que el líder del PP no comparte todos sus análisis. Pero a pesar de no hacerlo, Rajoy tampoco los desautoriza. Al igual que cuando el que sale a hablar es José María Aznar. Al líder del PP le vienen bien que se eleven estas tesis para satisfacer a una parte de su electorado. También prefiere que las críticas más duras las hagan sus lugartenientes. Así, ayer, mientras él trataba de mantenerse al margen, su responsable de Comunicación, Esteban González Pons, denunciaba que el encuentro había sido un 'gran acto electoral de Batasuna'.

El PP teme que Amaiur tenga grupo parlamentario propio en el Congreso y sabe que, si gana, va a tener que gestionar el final del ETA. Pero el equipo de Rajoy prefiere andarse con pies de plomo. Mientras, Mayor siguió ayer elevando el tono de su discurso, calificando la conferencia de 'indignidad y humillación'. 'Es un paso necesario en un proyecto pactado entre ETA y el Gobierno para dar plena satisfacción a la banda y luego vendrá un comunicado con la apariencia del final sin final', sentenció.

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