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Un reloj rojo delató al ladrón ludópata

Cae el autor de 29 atracos a bancos por su llamativo complemento de pulsera

Ó. L. F.

No dejaba huellas dactilares y tenía la precaución de deshacerse, después de cada atraco, tanto de la visera que utilizaba para ocultar su rostro como de la camiseta que vestía. Durante los nueve últimos años, Ricardo L. M. parecía el atracador perfecto, capaz de cometer, presuntamente, 29 atracos sin disparar un tiro y traer de cabeza a la Policía.

Perfecto, hasta que el pasado 26 de julio su reloj rojo lo delató. Ese día asaltó la sucursal del Santander en el número 7 de la Avenida de Badajoz, en Madrid, con el llamativo complemento en su muñeca. El mismo que lució en otro atraco cometido en mayo y que entonces quedó registrado en las cámaras de seguridad de aquella sucursal.

Una hora después, los agentes del Grupo XII de la Jefatura Superior de Policía de Madrid lo localizaban en unos salones recreativos cercanos al banco que acababa de asaltar y de su propio domicilio. Ya no llevaba la visera ni la camiseta negra, que había sustituido por una camisa de cuadros, pero sí el reloj. Cuando la Policía le pidió que se identificara y les llevó hasta su coche para recoger el DNI, los agentes descubrieron en el maletero la pistola Walter P99 de juguete que usaba para amedrentar a sus víctimas, la ropa que vestía en el asalto y la mayor parte de los 6.040 euros que acababa de robar. El resto del dinero, cerca de 1.000 euros, ya se lo había gastado en las tragaperras.

Porque Ricardo, a sus 35 años, era un ludópata diagnosticado que, según declaró él mismo a la Policía, supuestamente cometió los atracos para poder jugar. El primero, el 15 de octubre de 2002. Desde entonces, y pese a dos largos parones, asaltó en solitario otras 28 sucursal, siempre de la zona Este de Madrid. Un elevado número (El Solitario atracó 36) que le reportaron un botín de 285.000 euros. Todo acabó en las máquinas.

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