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Rouco Varela: "Hubo personas dispuestas a matar inocentes a fin de conseguir oscuros objetivos de poder"

EFE

El arzobispo de Madrid, Rouco Varela, ha aprovechado el funeral por el aniversario de las víctimas del 11-M, que él ha oficiado, para señalar que hubo personas en el trágico atento 'dispuestas a matar inocentes a fin de conseguir oscuros objetivos de poder' , y ha alertado contra aquellos a quienes no les importa hacer del terrorismo 'un medio para fines de la naturaleza que sean'.

'No sabemos exactamente cuáles fueron los propósitos e intenciones últimos de los que pensaron, programaron y ejecutaron los atentados de Atocha', ha afirmado, antes de rememorar la reacción 'heroica' de los españoles aquel 11 de marzo de 2004 y los días siguientes, con la idea de que 'el terrorismo podía ser vencido'.

Tras animar a un 'examen de conciencia' sobre el comportamiento mostrado con los familiares de las víctimas, Rouco Varela ha subrayado que murieron porque individuos y grupos 'sin escrúpulo alguno' subordinaron el valor de la vida humana a 'la obtención de sus intereses económicos, sociales y políticos; ¡siempre tan mezquinos!'.

En su homilía ante los casi 900 asistentes a esta ceremonia fúnebre en la catedral de La Almudena, el cardenal arzobispo de Madrid ha reflexionado asimismo sobre el fin del terrorismo y ha advertido de que 'hay que estar abierto al perdón siempre, aunque sólo se pueda hacer efectivo cuando se muestra arrepentimiento sincero por los crímenes cometidos y se reparan los daños causados'.

Rouco Varela ha utilizado su último discurso como presidente de la Conferencia Episcopal para defender el derecho a la vida, la familia tradicional y la unidad de España, en referencia al debate soberanista catalán.

En la inauguración de la CIII asamblea plenaria de la CEE, que elegirá mañana a su sucesor, Rouco ha subrayado el 'agravamiento' en los últimos tiempos del problema de la 'posible ruptura de la unidad de España' y ha denunciado que el nivel intelectual del discurso público 'es más bien pobre', afectado por el 'relativismo y emotivismo'.

Una vez más, el cardenal ha lamentado la 'crisis profunda' del matrimonio y la familia, los desafíos para la protección de la vida, el 'envejecimiento' de la sociedad y la cultura 'disgregadora y materialista del tener y disfrutar'. La situación 'no es fácil', ha enfatizado en referencia a lo que ha denominado cultura 'postcristiana'.

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