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Rubalcaba ve "justo" pedir ahora a la banca un "esfuerzo adicional"

Defiende que el proceso de reestructuración financiera 'avanza bien', como mostraron las pruebas de estrés

JUANMA ROMERO

Hace una semana, logró 'armar follón'. Ayer propuso, en su primer discurso como candidato oficial del PSOE a la Presidencia del Gobierno, una tasa a la banca para crear empleo. Alfredo Pérez Rubalcaba sentía que los hechos le acababan de dar la razón. Cinco entidades españolas suspendieron los test de estrés, pero ninguna de ellas necesitará capital extra, prueba fehaciente de que el proceso de reestructuración bancaria 'avanza bien', sin más sobresaltos. De modo que cuando concluya la reordenación del sector, cuando se libere el 'crédito' para empresas y particulares, llegará el 'momento'. La hora de que se les pida a bancos y cajas 'un esfuerzo adicional' para 'ayudar' a rebajar las cifras de paro. Para crear puestos de trabajo, sobre todo entre los jóvenes.

No había novedad en las palabras de Rubalcaba ayer en Mérida. Sí un afán por la pedagogía, por inyectar credibilidad en el proyecto socialista y por replicar a los que, desde el flanco de la izquierda minoritaria, exigían meter en cintura a la banca en plena tormenta. 'Es bastante evidente por qué ahora y no antes' hay que reclamarle un sobreesfuerzo, explicitó. Ahora, porque el viernes se comprobó que la mayoría de entidades financieras españolas ha superado los exámenes de resistencia. Ahora, porque el país, aunque sigue en el 'túnel', empieza a vislumbrar la 'salida de la recesión'.

El candidato reiteró que no iba de farol, y que no lo achantarían las críticas del PP

'Es muy razonable, y sobre todo justo, que quienes no han sufrido la crisis echen una mano para que todos podamos salir de ella. Es muy razonable, y sobre todo justo, que aquellos que no lo han pasado mal o lo han pasado menos mal echen una mano a los que se han sacrificado mucho' y 'nada tenían que ver' con el origen del desastre económico, argumentó. El candidato reiteró que no iba de farol, y que no lo achantarían las críticas del PP, al que marginó en su discurso de casi una hora: 'Lo vamos a hacer así, digan lo que digan. No somos unos extraterrestres. Lo han hecho en Gran Bretaña, Francia, Alemania, Suecia, Holanda...'.

El de Mérida era el primer mitin de Rubalcaba tras su proclamación oficial como cabeza de lista del PSOE para las próximas elecciones generales. No desgranó propuestas nuevas de su programa para centrarse, como viene haciendo en la última semana, en resituar al PSOE en la izquierda. Apeló a los 'principios y valores' socialistas, el 'trípode' que impregnará su proyecto, hasta el punto de que si un militante de hace cien años 'levantara la cabeza', se 'reconociera claramente' y exclamara: '¡Estos son los míos!'.

El candidato devolvió el cartel de obrero a su formación. El suyo, aseguró, es 'el partido que más ha trabajado por los que más han trabajado', por lo que hay que 'apoyar a los que se esfuerzan y trabajan' y 'criticar duramente a los que medran mintiendo, engañando, especulando'. El PSOE simboliza el 'esfuerzo', los 'derechos y las obligaciones', pero también la 'austeridad'.

Hay que 'apoyar a los que se esfuerzan y trabajan'

La impronta izquierdista también echó raíces en su combate a los mercados y en la reivindicación de la política. 'Para la izquierda, para los progresistas, para los ciudadanos es fatal que se pierda la esperanza en la política, es lo fundamental que tenemos que evitar', advirtió, consciente de que el pisoteo de la economía sobre la democracia ha sacado a los indignados a la calle bajo la órbita del 15-M.

Rubalcaba tomó de ejemplo esta semana, 'difícil' por las turbulencias financieras y las dudas sobre Grecia que han contagiado a Italia y España. Hay que resolver las 'incertidumbres' sobre Atenas: de lo contrario el acoso de los tiburones 'no va a parar'. De ahí que pidiera acción y acuerdo a los líderes de la Unión. O sea, 'más política europea'. 'Algunos políticos, los que no escondemos que lo somos, vamos a defender los intereses de la gente frente a los poderosos, los que mandan', dijo, trajeándose con la vestimenta de un socialdemócrata clásico.

'O cambiamos o nos cambiarán con razón', avisó

Rubalcaba, como ya hizo la pasada semana, no tuvo recato en reconocer que el nuevo programa socialista debe dejarse imbuir por el 'cambio' que demanda la calle. Puede que el 15-M no atine en todo lo que reclama, pero para el exvicepresidente del Gobierno al menos hay que 'escuchar'. 'O cambiamos o nos cambiarán con razón', avisó. Y si en su puesta de largo en Madrid incidió en una modificación legislativa -la reforma de la Ley Electoral-,  en Mérida señaló que no sólo es cuestión de retocar normas, sino de cuidar las formas, evitar la crispación y los insultos, 'no pedir educación y luego ser unos groserazos'.

Entre las fórmulas de regeneración, reiteró la 'lucha contra la corrupción', no sólo castigándola, sino previniéndola. 'Una vez que la gente ve a un político que se corrompe, el mal está hecho', enfatizó. La alusión fue genérica, sin mención expresa alguna a Francisco Camps, que será juzgado por el caso de los trajes.

Apuntando a lo concreto, propuso dos planes de empleo para jóvenes. Uno, para los que se dejaron embriagar por el dinero fácil de la burbuja inmobiliaria y ahora están en el paro. El PSOE planteará que aprendan y a la vez trabajen en oficios distintos. Pero la solución tampoco camina por pasar del 'atracón al ayuno del ladrillo', así que hay que 'revitalizar la construcción': rehabilitar viviendas y edificar sólo las que se necesiten.

La solución tampoco camina por pasar del 'atracón al ayuno del ladrillo'

El otro plan se dirigirá a los jóvenes muy formados, a los que Rubalcaba prometió ayudas, borrar trabas administrativas -las CCAA 'han crecido demasiado en burocracia'- y más competitividad.  El proyecto socialista considera sagradas la educación y la sanidad públicas. Una vez más, Rubalcaba rechazó el copago. Reiteración nada baladí en una semana en la que Italia ha aprobado un fuerte impuesto a los pacientes para achicar el déficit. El candidato presentó el PSOE como el valladar frente al desmantelamiento de la sanidad que el PP piensa, pero no dice. Y exigió a las comunidades, la mayoría de ellas en manos de los conservadores, que gasten en sanidad lo que el Estado ha reservado para esa partida.

No era, desde luego, un discurso para 'arrancar aplausos', como el propio Rubalcaba asumió. Quiso 'llenar la cabeza de razonamientos' al millar de extremeños presentes en el Palacio de Congresos de Mérida y, más allá, para 'convencer' a todos los ciudadanos de que el PSOE cuenta con proyecto. Y con 'emociones', dijo. Que también pesan.

Rubalcaba eligió Mérida. No era una decisión “casual”, sino “meditada”, dijo. El candidato confesó que nunca pensó que el 22-M podría arramblar con una comunidad gobernada por el PSOE 28 años. En este caso se sumó que IU determinó dar la Junta al PP y no a Guillermo Fernández Vara.

El exvicepresidente casi ni rozó a la federación de Cayo Lara: “No respetan” a los ciudadanos “los que dicen una cosa y luego hacen otra”. Vara sí fue más explícito y bromeó con la “derecha unida” que gobierna hoy la región (el “pacto” del PP e IU).

El expresidente dio por terminado ayer “el luto” del PSOE y llamó a los suyos a sacar “la blusa de lunares” y trabajar desde esa “oposición útil” que pidió Rubalcaba. Extremadura es, también para el exministro, el punto donde los socialistas tienen que empezar a levantar cabeza: “Me propongo que aquí ganemos las generales”. 

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