El último cara a cara entre José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy antes de las vacaciones resultó un tanto descafeinado, falto de pulso. Quizá porque hace tiempo que los dos firmaron una especie de pacto de no (demasiada) agresión.

Al debate quizá también le faltó interés porque Rajoy lanzó la misma pregunta de siempre, la misma pregunta que lanzó al principio de de curso, la misma que ha hecho durante meses: 'Señor presidente, para crear empleo se necesita inversión y para eso se necesita crédito. En España no hay crédito para nadie. ¿Cómo valora usted sus medidas de política económica en este sentido?'. 

Si la pregunta ya era conocida, la respuesta del presidente del Gobierno lo fue aún más: 'Es verdad que el volumen de crédito hacia el sector privado se ha reducido, pero esa fuerte caída del crédito se ha dado sobre todo en el sector de la construcción, pero en el resto de sectores de productivos ha aumentado'.

Para el presidente, en años anteriores 'hubo un exceso de crédito en la sociedad española en su conjunto', por lo que ahora se hacen imprescindibles las reformas, sobre todo la del sistema financiero. Zapatero reconoció que en España tenemos 'una época de restricción de crédito'. 

La réplica de Rajoy fue muy previsible, la de siempre: 'Para crear empleo hace falta crédito y confianza, y en España no hay ni confianza ni crédito'. El líder de la oposición achacó  a la política económica del Gobierno la falta de esa confianza. La misma canción, la misma letra. 

El duelo entre la vicepresidenta económica, Elena Salgado, y la portavoz parlamentaria, Soraya Saénz de Santamaría, tuvo mucho más mordiente. Santamaría salió a morder y con un tono apocalíptico, acusó al Gobierno de todos los males de la crisis. Salgado respondió con firmeza: 'Este Gobierno no estará satisfecho hasta que el desempleo no se reduzca de forma significativa'.

Salgado reprochó a los conservadores su falta de compromiso en la recuperación del país y de irresponsabilidad ahora que la crisis de la deuda atraviesa sus momentos más delicados: 'Ustedes quieren llegar a la Moncloa flotando al estilo muertito. Antes al menos no estorbaban. Pero ahora tienen prisa. Sus declaraciones no hacen daño al Gobierno, sino al país. Afortunadamente ustedes no tienen credibilidad'. 

Luego fue el turno de Cristóbal Montoro, portavoz económico del PP. Siguió la línea trazada por Santamaría pero esta vez a cuenta de la crisis del euro y de la cumbre de mañana, jueves. '¿Qué propuesta llevará España a esa reunión?', preguntó Montoro, que volvió a acusar al Gobierno de todos los males. Salgado volvió a acusar al PP de irresponsabilidad y recordó que el problema central 'sigue siendo Grecia y la sostenibilidad de su deuda' y que España aboga por fortalecer el mecanismo de sostenimiento de deuda articulado por la UE.