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El secuestro de los cooperantes, próxima 'movida' política

Después de los casos Alakrana y Haidar, el secuestro de tres cooperantes españoles en Mauritania ocupa el centro de la escena

ERNESTO EKAIZER

'La gente de Al Qaeda conoce el significado emotivo de las Navidades en nuestra sociedad. Y, por eso, sería lógico que el grupo que raptó a los cooperantes españoles Albert Vilalta, Roque Pascual y Alicia Gámez, en Mauritania, y al francés Pierre Camatte, en Mali, haga llegar algún mensaje precisamente durante estos días', dice un especialista de las fuerzas de seguridad, una idea que coincide con las expectativas del ministerio del Interior, departamento que sigue el asunto en coordinación con su colega francés.

Tres semanas después del secuestro, este asunto tiene todas las papeletas para convertirse en la nueva movida política habida cuenta de sus antecedentes en los casos del atunero Alakrana en el océano Índico y el de la activista saharaui Aminatu Haidar en Lanzarote.

El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, dijo, nada más confirmarse el secuestro, que tenía toda la pinta de tratarse de una operación terrorista de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), una impresión que se hizo realidad con la reivindicación posterior aun cuando era un hecho inusual en Mauritania. Unos días antes del secuestro de los cooperantes españoles, los terroristas raptaron a un ciudadano francés. Pero eso había tenido lugar en Mali, no lejos de lo que se considera la base de operaciones de Al Qaeda.

'Sería ingenuo creer que el secuestro ha ocurrido en el vacío'

Ya desde el comienzo existía la ilusión de que el secuestro, en base a algunos antecedentes, podría resolverse con el pago de un rescate, una reedición, vaya, de la operación de los piratas de Somalia sobre el atunero Alakrana. Pero fuentes del ministerio del Interior entienden que si bien Al Qaeda utiliza los secuestros como fuente de recaudación de fondos, junto a este objetivo hay otros de propaganda política y cohesión de la militancia terrorista, bajo la forma, por ejemplo, de la exigencia de liberación de presos islamistas radicales.

En los próximos días se sabrá. Pero sería ingenuo creer que el secuestro ha ocurrido en el vacío. Al Qaeda es una organización terrorista que tiene un papel activo en la guerra de Afganistán, y en lo se ha dado en llamar la extensión a AfPak, es decir, Afganistán y Pakistán. Y su franquicia del norte de África, AQMI, actúa en función de sus planes estratégicos.

El secuestro de nuestros tres cooperantes se materializó el 29 de noviembre pasado, dos días antes del anuncio de la nueva escalada de 30.000 tropas militares realizado el 1 de diciembre, por el presidente norteamericano Barack Obama. El aumento de tropas ya era un secreto a voces a partir de la petición del comandante de las tropas de Estados Unidos y de la OTAN en Afganistán, general Stanley McChrystal. El presidente Obama dejó en claro que los otros 10.000 soldados que pedía McChrystal tendrán que ser aportados por los aliados, los países europeos en primer lugar. España ya había anunciado con anterioridad el envío de 200 militares para completar un contingente de 1.000 soldados.

Pero he aquí que cuando se han cumplido tres semanas del secuestro de los cooperantes españoles, el pasado miércoles, día 16 de diciembre, filtraciones inconfesables pero fáciles de identificar anunciaron pocas horas de la comparecencia de la ministra de Defensa, Carme Chacón, en la comisión de defensa del Congreso, que el Gobierno español aumentaría en 500 efectivos más su compromiso en Afganistán. La ministra tenía previsto rendir su informe anual sobre las misiones militares españolas en el exterior. Pero aprovechó la circunstancia, y la filtración apuntada, quizá preparatoria, para anunciar que en el próximo mes de febrero sometería a la autorización parlamentaria el envío de 511 militares más a Afganistán, cuya misión será formar, capacitar, instruir a 2.000 nuevos miembros del ejército nacional afgano y proteger las actividades.

Según explicó, solo después de la conferencia del 28 de enero en Londres patrocinada por Alemania y Francia para debatir el futuro de Afganistán, se darían los detalles al parlamento para votar el nuevo envío de tropas españolas.

Si ese es el calendario y si países como Francia y Alemania han supeditado a la citada conferencia su anuncio de aumentar los efectivos militares, ¿cuál ha sido la poderosa razón que ha llevado a anticipar públicamente el aumento de tropas en casi dos meses? Lo menos que se puede decir es que no ha sido, desde luego, el momento oportuno cuando las terminales terroristas de Al Qaeda en el Magreb tienen secuestrados a tres cooperantes españoles.

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