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Sindicalista, patrono y salvador

Boi Ruiz pasó de militar en UGT a dirigir la patronal de hospitales privados

D. C. S.

Cuando puede, Boi Ruiz recuerda que llegó a militar en UGT. Pero no explica que superaba las características del sindicalista medio. 'Era muy reivindicativo, protestaba por todo, por lo poco que pagaban por las guardias por todo', señala alguien que le conoce muy bien. Esa vehemencia no es hoy difícil de detectar y puede llegar a ser uno de sus mayores defectos.

'Si le llevas la contraria se enfada', aseguran. Cuando representaba a la Unió Catalana d'Hospitals, la mayor patronal del sector sanitario catalán, el hoy conseller lo demostró en alguna ocasión. En una mesa sectorial del Institut Català de la Salut se llegó a levantar airado de la reunión, lanzando los papeles al suelo y abandonando el encuentro. Pero ese caso es sólo una anécdota. Sus interlocutores aseguran que en general Boi Ruiz es una persona de 'diálogo y de consensos' sobre todo cuando estaba al frente de la patronal, si bien no todo el mundo certifica que cumpla todo lo que promete. Fuentes sindicales consideran que se trata quizás una persona 'excesivamente teórica', pero 'convencida' de que lo que hace es para 'salvar a la sanidad pública'. ¡Se lo cree!', añaden.

Desde que abandonó la traumatología su especialidad para dedicarse a la gestión, ha armado un discurso sobre la convivencia de la sanidad pública y privada inamovible. De hecho, dice ahora lo mismo como conseller de la Generalitat catalana que sostenía hace siete años como ejecutivo de la patronal. Favorable al copago, al pago de servicios hosteleros en los hospitales, a reducir las diferencias laborales entre la plantilla de los centros públicos y concertados... Fórmulas todas ellas que forman parte de su apostolado, que bebe de dos fuentes: una mutua de seguros americana de éxito, Kaiser Permanente, y la consultora Mackinsey, que elaboró hace dos años un informe sobre la sostenibilidad del sistema español. Con sus ideas ha conmocionado en un año la sanidad catalana y parece que ha conseguido captar la confianza del presidente de la Generalitat de Catalunya, Artur Mas.

Quizás el plante y posteriores críticas del que estaba en la pole para ser conseller, Miquel Vilardell, le han hecho más fuerte. Ni en su propia Conselleria lo ha tenido fácil, víctima como ha sido de un baile de ceses y dimisiones.

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