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La superpoblación reta a África

La ONU calcula que en 2050 este continente duplicará sus habitantes y llegará a los 2.100 millones

MANUEL RUIZ RICO

La filipina Danica nació el domingo al filo de la medianoche en Manila y es, oficialmente, el habitante 7.000 millones del mundo. La cifra, al margen de la anécdota para la galería, pone sobre el tapete el debate sobre el futuro del planeta y su sostenibilidad, una cuestión especialmente delicada en un continente, África, con unas previsiones de población apabullantes para las próximas cuatro décadas y con los índices de desarrollo más desfavorables.

Danica ha nacido apenas 11 años después de que, en el año 1999, llegara al mundo en Sarajevo Adnan Nevic, el habitante 6.000 millones. En su informe de este año, la División de Población del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de Naciones Unidas prevé que al finalizar el presente siglo habrá más de 10.000 millones de personas en el planeta, y esas proyecciones presuponen que las tasas de fecundidad irán disminuyendo a lo largo del tiempo.

En el año 2100 esa cifra se eleva y llega a los 3.500 millones de africanos

'Gran parte de este aumento ocurrirá en los países con altas las tasas de fecundidad, es decir en 39 estados de África, en nueve de Asia, en seis de Oceanía y en cuatro de América Latina', señala el documento. De hecho, el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) advierte de que la población de África se va a duplicar entre ese año y 2050, en los que pasará de 1.000 a 2.100 millones de personas. Cincuenta años más tarde, en 2100, esa cifra se elevará a los 3.500 millones de africanos.

¿A qué se debe este incremento tan espectacular en la población africana? Mientras que en el continente asiático la tasa de hijos por mujer ha disminuido de los cinco que había en 1950 a los 1,6 de la actualidad, en la mayoría de países africanos, esa tasa sigue siendo superior a los cinco hijos por mujer.

Naciones Unidas afronta el reto del control de la fecundidad

Esas cifras superan, a la hora de influir en el crecimiento de la población, al hecho de que en África la mortalidad infantil siga siendo elevada (79 niños mueren por cada 1.000 nacimientos, cuando esa cifra se reduce a 39 en Asia y a siete en Europa). Además, la esperanza de vida africana para el hombre es de 53,8 años y para la mujer de tres más: 56,2. En Europa es de 72 y 80, respectivamente.

Así, según los datos hechos públicos en el informe World Population Prospects: The 2010 Revision, de Naciones Unidas, y dados a conocer en abril de este año, si se mantuvieran durante 300 años las altas tasas de fecundidad actuales de los países de África, en 2300 sólo ese continente tendría una población de 3,1 billones de personas. Y no hay gráfica capaz de representar tal magnitud.

Ante semejantes previsiones, uno de los frentes que serán más decisivos para Naciones Unidas en las próximas décadas será el de la fecundidad y el desarrollo de medidas para su control.

'Hay que conducir el crecimiento de forma más inteligente', dice un experto

Por ejemplo, los dos países más poblados de África, Nigeria y Etiopía, prácticamente van a duplicar su población en los próximos 40 años, cuando alcanzarán los 290 y los 174 millones respectivamente.

Los datos africanos no son casuales. Etiopía, sin ir más lejos, es escenario de cifras como estas que sin duda apuntan a la reflexión: la mitad de las niñas ya está casada antes de cumplir los 18 años y la mitad de la población tiene entre 15 y 29 años, según Naciones Unidas.

Etiopía y Nigeria duplicarán su población en los próximos 40 años

El incremento de la población en África tiene varios frentes, entre ellos, el de generar los recursos suficientes para alimentar a toda la población del continente; si no, se corre el riesgo, la realidad ya, de que se produzca un éxodo masivo de la población.

Un estudio publicado por el demógrafo de la Universidad de Addis Abeba, Etiopía, Assefa Hailemariam, Transición demográfica y desarrollo en África: el singular caso de Etiopía, señala que la escasez de tierras para dividir entre varios hijos es una de las causas principales que los impulsa a migrar.

Además, la Organización Internacional de las Migraciones (IOM) ha alertado ya de este fenómeno y calcula que actualmente unos 215 millones de personas en el mundo viven fuera de su país. Esta cifra podría dispararse en un mundo superpoblado.

Es precisamente lo que está ocurriendo ya en Somalia, cuya situación se ha acelerado aún más debido a la guerra civil enquistada en el país desde el año 1991. Pero los síntomas son los mismos: un índice de natalidad elevadísimo (más de seis hijos de media por cada mujer), escasez de tierras cultivables, incremento del precio de los alimentos (se ha triplicado en el último año y medio)

Entre las consecuencias más directas: la hambruna, que en Somalia afecta a más de cuatro millones de personas, y el hecho de que casi un millón de somalíes (un 11% de su población actual) ha abandonado en los últimos 20 años el país. Pero pese al éxodo, Somalia, en 2050, si nada lo remedia, casi habrá triplicado su población, según las previsiones oficiales.

La mayoría de personas con hambre vive en Asia (578 millones), aunque es África el continente con mayor peso relativo (el 30% de su población tiene problemas para acceder a la comida). En la actualidad, hay 13, 3 millones de personas que están siendo golpeadas por la peor sequía de los últimos 60 años, según las cifras de Acción contra el Hambre.

'Sabemos que es necesario que nuestras economías crezcan, a fin de evitar que cada vez haya más personas en la pobreza', señaló el pasado mayo el director Ejecutivo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, Achim Steiner, durante una conferencia de la propia ONU.

Para Steiner, 'en un mundo con un total de 7.000 millones de personas hay que conducir el crecimiento de manera mucho más inteligente'. 'De lo contrario, los riesgos, los choques y la imposibilidad de pronosticar los precios de alimentos, combustibles y otros productos básicos, como ha ocurrido en los últimos tres años, probablemente serán cada vez más extremos y suscitarán mayores problemas sociales', concluyó.

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