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El teatro combate el maltrato

Mujeres víctimas de violencia de género cicatrizan sus heridas en el escenario

PAULA DÍAZ

'Somos mujeres transgresoras, condenadas, olvidadas. Somos humanas, humanas, humanas'. Esto es lo que reivindican las integrantes de Teatro Coraje, una compañía de mujeres, autoras de la obra Humanas, que nació gracias a la Fundación Ana María Iriarte.

Ellas no son famosas, no son profesionales, no son actrices. Son, en su gran mayoría, víctimas de violencia de género que encontraron en el teatro una buena forma de volver a ilusionarse.

Las protagonistas ven en su función un remedio contra 'la tristeza'

La Fundación, única patrocinadora del proyecto, estuvo meses organizando la función. ¿El objetivo? Luchar contra la violencia de género desde el mundo de la cultura. ¿Cómo? Haciendo del teatro una terapia alternativa que ayude a las víctimas a expresar lo que sienten a través de sus personajes.

Y, según las protagonistas, la iniciativa ha funcionado. Por eso, aunque Teatro Coraje ya ha bajado el telón en Madrid, la fundación pretende convertirlo en un proyecto itinerario. A partir de septiembre, mujeres de toda España tendrán la oportunidad de convertirse en actrices por unos días, de encontrar apoyo en otras mujeres que han estado en su misma situación, y de poder evadirse de los problemas haciendo teatro. Personajes tan conocidos como Frida Kahlo, Clara Campoamor o Mata Hari, y grandes olvidadas como Mary Wollstonecraft (madre de Mery Shelley), Ángela Ramos (la primera reportera peruana) o María Dolores Cacuango (indígena ecuatoriana que siendo analfabeta creó escuelas en su país) son las protagonistas de Humanas.

Las mujeres que las hicieron revivir en Madrid se sentían tan identificadas con sus elegidas que la obra fue todo un éxito. Todas salían al escenario, dirigidas por Arantxa de Juan, con gran entusiasmo. Y no sólo por el orgullo de interpretar a sus referentes de mujer transgresora, sino porque con este proyecto han creado 'una familia'.

El proyecto llegará a toda España para ayudar también a otras mujeres

Carmen, una de las protagonistas, hace sólo tres meses que hizo las maletas y se fue a Madrid huyendo del horror. Aunque echa de menos a sus hijos y nietos: 'Estoy bien porque me están ayudando mucho. No sólo los psicólogos y mi familia, sino también esta familia que hemos formado aquí', afirma.

Como ella, Charo, Mery y Silvia dicen haber encontrado en el teatro y en sus nuevas amigas el mejor remedio contra 'la ansiedad y la tristeza'. Y eso se debe a que el texto no se planteó desde el punto de vista de la mujer como víctima, sino desde la imagen de la mujer luchadora, que puede con todo y sale adelante. 'Siempre hay alguien que te echa una mano y, además de la familia y los amigos, con proyectos como este descubres que todo se supera', aseguran.

Con esta obra, víctimas y colaboradoras querían, además, gritarle al mundo que las mujeres merecen respeto porque son 'humanas, humanas, humanas'.

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