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Trajes, ninots censurados y fotos con el imputado

El líder del PP y el presidente imputado por el 'caso de los trajes' pasean juntos al inicio de las Fallas

BELÉN TOLEDO

La falla más premiada este año en Valencia tiene un ninot (muñeco) de Mariano Rajoy: el líder conservador aparece dentro de una jaula. Debajo, el artista fallero dejó un cartel explicativo que decía lo siguiente: “Pájaro de mal agüero. Espécimen especializado en señalar cataclismos, desastres, debacles, etc., con un comportamiento particular. Culpa a los demás, deja su excremento y desaparece”. Este viernes, Mariano Rajoy visitó la falla y se encaró con su ninot. Pero no pudo leer el cartel. Porque alguien, misteriosamente, lo había hecho desaparecer.

Según el PP valenciano, se trata de un robo casual. Pero lo cierto es que quien se llevó el cartel se llevó también cualquier posibilidad de crítica al líder de la oposición. Y es que Rajoy pasó esta mañana por Valencia en una nube de olor de azahar, moños falleros y vítores de la concurrencia. Entre algodones y sin posibilidad de preguntas incómodas.

La de hoy fue su primera visita al País Valencià tras meses de frialdad en las relaciones con el PP regional. La presunta corrupción que salpica a varios de sus dirigentes, entre ellos el propio president Camps, ha mantenido al jefe nacional del partido lejos de este territorio.

Durante gran parte del mes de febrero, la calle Génova se resistió a proclamar a Camps como candidato. Destacados miembros del PP valenciano, como Carlos Fabra, pedían públicamente a Rajoy que se diera prisa. El propio Camps lanzó un órdago a su jefe de filas con una autoproclamación de nulo valor orgánico, pero que hizo aumentar la tensión. El tira y afloja acabó cuando Rajoy cedió y, el 24 de febrero, designó al presidente valenciano candidato a la reelección.

Con estos mimbres, el caso Gürtel sobrevoló la visita de Rajoy a Valencia como un auténtico pájaro de mal agüero. Pero ni uno solo de sus excrementos cayó sobre la cabeza del líder conservador, gracias al celo de su séquito y de sus compañeros de partido.

Rajoy hizo un corto paseo a pie hasta el ayuntamiento entre la multitud propia del día festivo. Iba rodeado de una exultante Rita Barberá, alcaldesa de Valencia, varios consellers y guardaespaldas. En un segundo círculo concéntrico, la prensa se afanaba por preguntar. Pero el primer anillo sólo se abría para que el líder recibiera la pleitesía de los espontáneos afines, especialmente niños, discapacitados y señoras mayores. Todos, menos los periodistas.

En su lenta caminata, Rajoy recibió muchos vítores. “¡Presidente!”, gritaba la concurrencia. “¡Ladrón!”, se desahogó un espontáneo. No faltaron referencias explícitas al caso de los trajes, por el que Francisco Camps está imputado por cohecho impropio, acusado de aceptar regalos de empresarios de la trama

Gürtel en el mismo periodo en el estos recibieron millones de euros en contratos de la administración autonómica.

La Fiscalía Anticorrupción pide para él 41.250 euros de multa y, en pocas semanas, el juez decidirá si se abre juicio. Además, los tribunales estudian si el proceso incluirá otros presuntos delitos cometidos en el PP valenciano según informes policiales, como financiación ilegal, delito fiscal y prevaricación. “Doneu-li el tratge!” (dadle el traje), dijo al respecto un ciudadano anónimo refugiado en la multitud que rodeaba a Rajoy. “¡Qué traje más bonito llevas!”, completó otro.

El aludido, Francisco Camps, vivió por su parte un día grande. La presencia de Rajoy en Valencia es un espaldarazo. Con su actitud, Rajoy también aprueba la gestión que Camps está haciendo de su imputación judicial, que consiste en no dar ninguna explicación al respecto.

Por eso, el president valenciano se sobrepuso a una hernia discal que lo ha mantenido en cama durante los últimos tres días. Su Gobierno informó que Camps se sometió el jueves por la noche a una infiltración para poder asistir a los actos de hoy. La intervención no impidió, sin embargo, que Camps tuviera que retirarse a descansar en varias ocasiones.

Así, ni la enfermedad ni la presunta corrupción impidieron este viernes que Rajoy y Camps asistieran juntos, un año más, al espectáculo pirotécnico de la mascletà desde el balcón del Ayuntamiento de Valencia. “Son unas fiestas de las que todos los españoles nos sentimos muy orgullosos”, dijo después en una rueda de prensa en la que no se admitieron preguntas.

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