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¡Tú también, hijo mío!

La famosa frase de César aflora en la batalla de las primarias del Partido Socialista de Madrid

ERNESTO EKAIZER

Aquellas palabras, ciertas o no, que se atribuyen a Julio César al caer víctima de las puñaladas mientras veía la mano de Bruto, a quien consideraba uno de sus hijos predilectos, afloran en las primarias del PSM. '¡También tú, Bruto, hijo mío!'.

El primero al que Zapatero podía habérselas proferido es al diputado socialista José Andrés Torres Mora, cuando este, un hombre próximo profesional y personalmente al presidente, le anticipó cara a cara que apoyaría la candidatura de Tomás Gómez y que, llegado el momento, lo haría público. Después de intentar en vano persuadir a Gómez para que diera el paso al costado y dejara el lugar a Trinidad Jiménez, Zapatero veía cómo una de sus personas de confianza, cual Bruto, le abandonaba en esta batalla. Pero, cuentan los que saben, que Zapatero reaccionó de manera respetuosa y no exhibió el más mínimo mohín de insatisfacción.

Los candidatos deben tener en cuenta que el adversario es el PP

La frase también podría habérsela dirigido Gómez a Jiménez, miembro de la ejecutiva del PSM, dado que ella le había apoyado durante años y hasta bien entrado, como mínimo, el mes de junio. Pero tampoco Gómez lo hizo.

Y esto, sin embargo, no presupone que la batalla vaya a desarrollarse con guante de seda. Como toda competencia, va a ser dura. Aunque Gómez y Jiménez vayan a practicar la contención, una campaña política gira en torno a frases ingeniosas que puedan tener gancho y generar titulares. Y cuando la de estas primarias todavía no ha comenzado formalmente ya se han lanzado los primeros estiletes.

El deterioro de la sanidad pública puede determinar las elecciones

El problema que deberían tener en cuenta los dos candidatos es que el verdadero adversario es el Gobierno del PP en la Comunidad de Madrid. Mejor dicho: en mayo de 2011 se cumplirán dos legislaturas de gestión de Esperanza Aguirre. Y no está claro por antecedentes que en algunos aspectos centrales de lo que debería ser el gran debate de los próximos meses, tanto Gómez como Jiménez estén en condiciones de ofrecer lo que sería deseable: una alternativa real.

El tema estrella es el de la sanidad. El deterioro de la sanidad madrileña como servicio público es un hecho comúnmente aceptado. Pero no lo es menos que Aguirre ha actuado de manera abierta, sin esconder sus planes, y sobre todo, ha desarrollado una ley que los socialistas han respaldado. Precisamente, uno de los que, por orden de reparto, debería saber en carne propia lo que ha pasado es Tomás Gómez, ya que como alcalde de Parla pudo asistir en la primera legislatura de Aguirre a la puesta en práctica del Plan de Infraestructuras Sanitarias 2004-2007. Una de sus primeras iniciativas fue la de ceder los terrenos para construir un hospital público largamente demandado en su ciudad. Casualmente, o no, Gómez es partidario de fomentar la colaboración público-privada.

Y, aunque el Ministerio de Sanidad tiene una parte relevante de sus competencias transferidas a las comunidades autónomas, no deja de ser importante que Jiménez exponga su punto de vista sobre el famoso copago sanitario. Hacia la última semana de mayo pasado, en medio de la gran presión de los mercados y el debate del ajuste fiscal dentro del Gobierno, el Ministerio de Economía contempló entre varias alternativas recortar el déficit fiscal del copago. La ministra de Sanidad admitió que la iniciativa estaba sobre la mesa, pero el 25 de mayo precisó: 'Hay dudas suficientemente amplias como para no adoptar la medida en este momento'.

Bien. Ya llega la hora de aclarar las cosas. Porque el deterioro del servicio de sanidad pública y su futuro puede determinar el desenlace de la elección en Madrid.

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