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Varón, persuasivo, joven y con dominio de la informática

La caída en los últimos años de varios acosadores de menores en Internet permite a la Policía esbozar el primer perfil de estos

Ó. LÓPEZ-FONSECA

Carmen, nombre supuesto de una adolescente canaria, enciende el ordenador de su casa. Casi inmediatamente el messenger (programa de intercambio instantáneo de mensajes por internet) lanza la primera comunicación. La envía una chica a la que Carmen conoció en un foro y con la que chatea a menudo: 'Pon la cam (la cámara de vídeo del equipo informático)', le dice imperativamente. Carmen se resiste: me dejes en paz'. Su interlocutora, en realidad un ciberacosador que se hace pasar por adolescente, no hace caso: 'A ver, zorra, k me pongas la cam o lo mando todo [las fotos eróticas que tiene de ella]'.

El tira y afloja dura bastantes minutos. 'Lo ke kieres es arruinarme la vida', se desespera la joven. Su interlocutora no desiste: 'Pon la cam y enséñame el culito'. La joven cede al chantaje y hace un striptease ante la webcam. El messenger lanza un mensaje de satisfacción: 'Gogó mía'. El ciberacosador ha vuelto a ganar.

Un adolescente estonio se suicidó tras ser hostigado por 'Lisha'

Esta conversación obra en el sumario que instruye el Juzgado número 34 de Madrid contra Jorge Miranda, un veinteañero que en junio de 2009 fue detenido en Cádiz por la Brigada de Investigación Tecnológica (BIT) de la Policía acusado de haber acosado en Internet a 250 menores de edad y que en las próximas semanas será juzgado por ello. Miranda, al que los agentes bautizaron como el Camaleón por la facilidad con la que se hacía pasar en los foros por chico o chica al abordar a sus víctimas, era presuntamente la joven al otro lado del messenger que acosaba aquel día a Carmen. Está considerado, de hecho, como uno de los mayores ciberdepredadores detenidos en España, donde, cada año, la Policía detecta 700 casos de estos acosos sexuales en la red, conocidos como grooming.

'El Camaleón tiene el perfil tipo de estos delincuentes: varón, joven, con alto dominio de la informática y con poder de persuasión'. Quien habla así es el inspector jefe Enrique Rodríguez, uno de los policías que lucha contra el delito en la red. Él participó en la detención de este estudiante de informática de 23 años y también en la de Benjamín Cabello, de 22 años, otro depredador que cayó meses después.

Con virus, roban datos y claves de los ordenadores de sus víctimas

Cabello, como el Camaleón, también es varón, también es joven y experto en informática y, por supuesto, muy persuasivo. En los equipos informáticos y de telefonía móvil de este gaditano en paro, la Policía encontró imágenes sexuales de al menos 70 chicos menores, la mayoría residentes en Estonia, con los que había contactado en www.rate.ee, una red social célebre en el país báltico. Allí, Benjamín decía ser Lisha, tener 15 años y ser hija de un empleado de la Embajada de España en Tallín. Para dar credibilidad a su pantalla, mencionaba lugares de la capital estona y utilizaba frases cortas en estonio. Como cebo decía ser la joven de un vídeo que se había bajado de internet y en el que aparecía una atractiva striper amateur.

Varias decenas de jóvenes mordieron el anzuelo y le enviaron imágenes sexuales de ellos. Uno fue Sten Kalma, de 14 años, a quien el joven gaditano supuestamente presionó hasta que en marzo de 2008 se suicidó de un tiro en la cabeza. Sólo 15 días antes, Lisha y Sten habían mantenido de madrugada y durante más de tres horas una conversación por messenger en la que el depredador le exigió una y otra vez imágenes de él masturbándose si no quería que enviase a los emails de sus compañeros del colegio otras fotos suyas desnudo. Sten le amenazó: 'Quiero matarte'. Lisha ni se inmutó: 'Suicídate, te será más fácil [...] Todo el mundo va a poder reírse de ti dentro de poco'.

'Mandar la primera foto es el error', afirma con rotundidad un guardia civil de la Comandancia de Madrid. Y habla por experiencia. El pasado agosto, agentes del Instituto armado detuvieron en Rivas-Vaciamadrid, una localidad de los alrededores de la capital, al que en Tuenti (red social muy utilizada por adolescentes) se hacía llamar Adrián Stifmeister y que resultó ser un joven de 17 años que supuestamente chantajeaba a una compañera de instituto. La víctima se dejó convencer y le envió una primera foto sensual de ella. A partir de ese momento, Adrián comenzó a pedirle más y más bajo la amenaza de enviar aquella imagen a sus padres y amigos, hasta que consiguió que posara desnuda ante la webcam. No fue suficiente. Luego le exigió una cita para mantener relaciones sexuales. La joven, asustada, decidió entonces contar a sus padres lo que ocurría y denunciar los hechos. Meses después, el ciberacosador era detenido.

Merodean en los foros de adolescentes para captar a sus presas

Algunos de estos hostigadores son auténticos genios informáticos, capaces de crear sus propios virus para dominar el ordenador de la víctima y robarle toda su agenda de contactos y claves. 'Hace unos años detuvimos a uno que primero enviaba un programa oculto que desactivaba el antivirus de la víctima. Luego, mandaba el troyano y pasaba a dominar su ordenador', recuerda un agente de la BIT. El Camaleón, por ejemplo, convencía a sus víctimas de su poder gracias a su dominio de la informática. Les pedía que no tocasen ni el ratón ni el teclado del ordenador, y él, a distancia, movía el cursor de su pantalla para demostrarles que el equipo informático del menor estaba bajo su control gracias a un virus. Las jóvenes, aterradas, accedían a sus caprichos. 'Tenía un programa que le permitía grabar las imágenes de la webcam de las chicas, con lo que acumulaba más material para chantajearlas', recuerda el mando policial.

A sus conocimientos, estos acosadores unen una dedicación casi enfermiza. 'Jorge podía estar hasta 18 horas al día frente al ordenador en busca de sus presas navegando por páginas como www.fotolog.com y www.votamicuerpo.com, donde chicos y chicas intercambian mensajes y cuelgan fotos', explica el inspector jefe de la BIT. Allí, se hacen pasar por quinceañeros. Benjamín era Lisha. El menor de Rivas, Adrián. Y Jorge era Espe cuando se hacía pasar por chica o El nene golosito cuando optaba por ser un varón. 'Para nosotros es imposible rastrear estos foros', reconoce el inspector jefe, quien insiste en la necesidad de que las víctimas denuncien. 'Por desgracia, lo hacen muy poco', añade y pone un ejemplo: de las 250 víctimas de el Camaleón, sólo tres denunciaron.

De las 250 menores a las que acosaba el Camaleón', sólo tres denunciaron

Otras veces, la casualidad pone sobre la mesa una pista. Ocurrió en mayo de 2008, durante la operación Hydra que permitió detener a varios pedófilos. Uno de ellos merodeaba también los foros de adolescente y, cuando la Policía registró su casa, encontró en su ordenador numerosas carpetas con las fotos de jóvenes a las que había ciberabordado. Una de esas carpetas llamó la atención de los agentes. Bajo el epígrafe 'el profe malo', el pedófilo había recogido los datos de otro acosador que le hacía la competencia en la red.

La Policía tiró de aquel hilo y en marzo de 2010 detuvo a José Manuel Raya, un profesor de Primaria de 34 años que presuntamente había acosado a varios menores, entre ellos tres hermanos, a los que obligaba a realizar prácticas sexuales ante la webcam. Raya, que utilizaba los nombres de Inma y César para hacerse pasar por menor en los foros, reconoció ante la Policía los hechos, aunque en el juzgado lo negó todo y se escudó en que un supuesto hacker había entrado en su ordenador. 'Muchos se resisten a reconocer que son ciberacosadores, pero al final, ante la cantidad de pruebas, terminan por asumir que les hemos pillado', añade el policía.

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