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El viaje "fantasma" de los electrodomésticos

La OCU denuncia el deficiente reciclaje de los residuos electrónicos

ANDREA GUIU

Pagamos más de 300 millones al año por un trabajo fantasma'. De este modo describe la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) la situación que está viviendo el reciclaje de residuos electrónicos en España, un proceso que, según denunciaron, se está llevando a cabo de una manera 'muy deficiente'. Desde la OCU apuntan a los fabricantes y administraciones como los responsables de la mala gestión, una gestión que falla mayoritariamente cuando el residuo se lleva directamente a los puntos limpios o verdes.

Desde 2005, una Directiva Europea obliga a los fabricantes de productos electrónicos a financiar su recogida y reciclado, una actividad que gestionan a través de los Sistemas Integrados de Gestión (SIG), entidades sin ánimo de lucro. 'Este es un coste que las compañías añaden al precio de su producto', declara el portavoz de la OCU, Enrique García, que estima que los consumidores pagan 'una tasa' de unos 20 euros en artículos grandes y unos cinco euros en pequeños. Un total de unos 300 millones de euros al año.

La denuncia se basa en los resultados de un estudio de tres meses realizado por la propia organización en el que se siguieron electrodomésticos con localizadores GPS. Cuatro frigoríficos, cuatro lavadoras, cuatro televisores y tres ordenadores se llevaron a puntos limpios, a tiendas o se recogieron a domicilio en distintos lugares de España.

Sólo seis de los 15 electrodomésticos llegaron a las plantas de tratamiento autorizadas, el destino al que deben ir los productos electrónicos inservibles. El resto acabó en descampados, naves de almacenaje, chatarrerías, desguaces o, directamente, despiezados en puntos limpios, a pesar de no estar autorizados para ello. La OCU exige que se eliminen esos 'circuitos alternativos' y una auditoría del sistema actual.

Jose Ramón Carbajosa, director general de la Fundación Ecolec, una de las diez SIG que hay en España, asegura que el estudio de la OCU 'refleja una realidad' que son lo que llama 'las fugas del sistema'; residuos que nunca llegan al SIG. 'Hay morralla que tiene valor añadido si no se trata. Los televisores, por ejemplo, tienen cobre que algunos venden en el mercado negro. Por eso hay residuos que no llegan al punto limpio o que se roban de allí'.

De los resultados del estudio sorprende especialmente un ordenador que se depositó en Cáceres y apareció en Vizcaya, pasando por Sevilla. Un total de 1.204 kilómetros para su reciclado. Lo que para García son '650 kilos de CO2', para Carbajosa es 'la manera correcta' de reciclar. 'En Sevilla se gestionó gran parte del ordenador y en Vizcaya, en una de las mejores plantas de Europa, las placas base'. No hay obligación de llevar los electrodomésticos a la planta más cercana, aunque se suele hacer 'porque compensa económicamente. Pero si el residuo es pequeño, prima la calidad que se obtiene del reciclado', concluye Carbajosa.

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