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Zapatero: «Todos juntos acabaremos con esta lacra»

Advierte que el Gobierno perseguirá a quienes apoyan y justifican a ETA

ANA PARDO DE VERA

La sonrisa que José Luis Rodríguez Zapatero lució durante todos y cada uno de los momentos de la campaña se borró ayer de golpe en el mitin de Málaga, cuando el presidente de la Junta de Andalucía le dijo al oído al final de su intervención: 'José Luis, tenemos que salir rápido porque han tiroteado a un concejal socialista y no sabemos más'.

El candidato del PSOE logró despedirse de los asistentes -ajenos a la tragedia- a duras penas y llamó al ministro del Interior: confirmado, Isaías Carrasco ya estaba muerto.

Zapatero voló a Madrid y, tras hablar en el avión con
Mariano Rajoy, dio por terminada su campaña electoral y compareció en La Moncloa en una dramática última comparecencia como presidente del Gobierno de la VIII legislatura.

Con traje y corbata oscuros, el jefe del Ejecutivo, tras las muestras de condolencia, dolor, rabia y condena, adviritió a los asesinos: 'Pronto acabarán siendo detenidos y puestos a disposición de la Justicia (...); exactamente igual que han sido detenidos, juzgados y condenados los autores de anteriores atentados'.

En una declaración que no admitió preguntas, Zapatero mostró su convicción de que 'todos juntos acabaremos con esta lacra', pero ante amplió su aviso al círculo que rodea al epicentro etarra: 'El Gobierno perseguirá con todos los instrumentos del Estado de Derecho a los terroristas, a quienes les prestan apoyo y a quienes avalan y justifican sus acciones'.

Ya no caben las medias tintas: o se está con ETA o se está contra ETA y, aunque la banda 'está ya vencida por la democracia, no tiene otro destino que su desaparición y sus miembros no tienen otro futuro que la cárcel', matar es muy fácil y el presidente reconoció ser consciente de que 'ETA podía aún causar daño y dolor irreparable a los españoles', como hizo ayer matando a tiros al ex concejal socialista.

Interferir en las urnas
ETA eligió ayer la proximidad de las elecciones generales para darse protagonismo cruelmente y, sin ser ajeno, Zapatero se mostró confiado en la fortaleza de la democracia española: 'Los terroristas han querido interferir en la pacífica manifestación de la voluntad de los ciudadanos convocados a las urnas. Pero la democracia española ya ha demostrado que no admite retos de quienes se enfrentan a sus principios básicos y a sus valores más esenciales; no los ha admitido en el pasado, no los admite hoy y no los admitirá nunca'.

El presidente del Gobierno, por último, apeló a la unidad de Gobierno, partidos políticos, organizaciones sociales y sociedad civil para defender 'nuestras instituciones y libertades'.

Tras su comparecencia en Moncloa, Zapatero viajó a Mondragón a ver a la familia de Carrasco y a sus compañeros de partido allí, a quienes animó diciendo que su trabajo les hace 'más fuertes'.
Muy afectado por el dolor de la mujer y las hijas de la víctima, el líder del PSOE calificó la violencia como 'un horror vomitivo, como disparar a sangre fría a un trabajador honesto'.

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