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La llamada a ocupar simbólicamente el Congreso de los Diputados empezó a gestarse en pleno verano por un grupo reducido de personas hartas de que fueran "siempre los mismos" los que tomaban las decisiones. La coordinadora 25-S, que debe su nombre a que la primera gran movilización en las inmediaciones de la sede de la soberanía popular tuvo lugar el 25 de septiembre, ha vuelto a convocar en varias ocasiones en ese mismo lugar.
Siguiendo el ejemplo del 15-M, la ciudadanía se organizó para plantar en la calle su indignación al margen de partidos y sindicatos. En el último año, los movimientos sociales han censurado la estrategia de criminalización y "acoso policial" que, a su juicio, ha emprendido el Partido Popular contra los que no se resignan a ver cómo se desmorona el Estado social. El 25-S ha intentado "poner el debate en la calle" sobre la necesidad de elaborar una nueva Constitución a través de un "proceso participativo" en el que, dicen, la sociedad tenga "la voz decisiva".
