Los 103 niños que la organización Arca de Zoé iba a sacar de Chad continúan viviendo en un orfanato de la localidad de Abéché, en el este del país, mientras se completa el proceso de identificación de sus familias.

El proceso podría prolongarse durante otros diez días, dado que la quincena de pueblos de donde supuestamente proceden se encuentran situados en un perímetro de unos 200 kilómetros, pero de muy difícil acceso. En cualquier caso, aunque el proceso se complete, sería necesario que el juez que instruye el caso autorice a los menores -que técnicamente son parte de un sumario en curso- a regresar con sus parientes a casa, algo que puede no ocurrir inmediatamente.

Difícil identificación

La identificación está siendo un proceso largo y minucioso, para evitar que los niños puedan caer en manos de desaprensivos que los reivindican como propios sin ser sus verdaderos padres ni parientes, algo que ha ocurrido en otros países africanos. La identificación es más difícil con los más pequeños, incapaces de identificar a sus padres.

'En el caso de los que no hablan no sabemos [quiénes son sus familias]y después hay que ver si lo que los niños llaman padres son realmente sus progenitores', dijo ayer en Ginebra la representante de UNICEF en Chad, Mariam Coulibaly Ndiaye, según informa Efe.

'Algunos niños se lanzaron a los brazos de algunos adultos, pero un par de ellos también se lanzó sobre mí al verme llegar. Tenemos que tener sumo cuidado', agregó.
Ndiaye confirmó que la mayoría de los padres entregó a los pequeños pensando que 'irían a una escuela en el este del país, donde cuidarían de ellos, de su alimentación y su salud'.

'Los padres con los que hablamos afirman que Arca de Zoé les dijo que iban a llevar a los niños a una escuela en Chad y que podrían ir a verlos periódicamente', precisó