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Sarkozy desactiva la tensión

El Gobierno accede a abrir una investigación judicial sobre la muerte de dos jóvenes

ANDRÉS PÉREZ, corresponsal

El presidente Nicolás Sarkozy ha desplegado ingentes esfuerzos para aparecer como el dueño y señor de la tensa situación en las barriadas populares de Francia. Por un lado, aceptó en persona la apertura de una investigación judicial independiente sobre la muerte de dos jóvenes aplastados por un coche de policía en Villiers-le-Bel, al norte de París, principal reivindicación de las barriadas sublevadas.

Por otro, anunció querellas contra los protagonistas de la revuelta y acentuó un despliegue policial propio de situaciones de máxima alerta.

Una situación de 'calma frágil', en palabras del primer ministro, François Fillon, reinaba ayer en las barriadas. La noche del martes y madrugada de ayer, los disturbios fueron menores en el extrarradio de París y sólo se registraron choques graves entre jóvenes y policías en el lejano barrio popular de La Reynerie, en Toulouse, al sur de Francia.

Noche de descanso

La calma en Villiers-le-Bel y la periferia norte de París tenía varias explicaciones que dan idea de lo 'frágil' que es la situación. Los jóvenes de Villiers-le-Bel son muchachos que trabajan o estudian y, como cualquier hijo de vecino, necesitaban darse un respiro tras dos noches de pluriempleo en choques con la policía.

La noche de ayer era la ideal. El alcalde, Didier Vaillant, ganó su apuesta de dejar las instalaciones municipales abiertas e iluminadas. Este corresponsal pudo ver a jóvenes enmascarados con capuchas y bufandas, reunidos, discutiendo y tomando té a las puertas de un gimnasio. No quemándolo.

'Vas a ver: los vídeos van a empezar a circular y van a demostrar que la versión de la policía es falsa', contaba uno de ellos. Los rumores sobre quién y cómo tiene vídeos son abundantes y hay muchos en circulación. Ninguno, de momento, muestra el choque del coche policial contra la moto.

Era también lógico darse un respiro por estrictas razones de táctica guerrillera. El despliegue policial alcanzaba su punto álgido, con más de 1.000 agentes en la periferia norte de París, acompañados por dos helicópteros y escoltados por agentes del RAID, una fuerza especial de intervención con tiradores de élite.

Sarkozy, de vuelta de China, reanudó ayer su costumbre de estar en todas partes. Visitó a policías heridos en los hospitales, recibió a las familias de los jóvenes muertos -Larami y Moushin- y, sobre todo, efectuó anuncios.

Uno de ellos es sonado: dijo en persona a las familias que la Justicia abrirá un sumario dirigido por un magistrado independiente por 'homicidio involuntario', algo que la Fiscalía -dependiente del ministro de Justicia- rechazó hasta ayer.

Pero Sarkozy no dejó escapar la ocasión de anunciar mano dura con los jóvenes. Prometió que 'quienes asumieron la responsabilidad de disparar contra los funcionarios se sentarán ante la Cour d'Assises', tribunal francés mixto, con jurado popular y juez, encargado de juzgar los crímenes.

Con un anuncio así, el presidente da comidilla al sector de su electorado seducido por el populismo penal, confundiendo la parte por el todo: sólo cuatro incidentes con disparos, pero miles de jóvenes participando en una rebelión.

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