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"Habrá una dinámica diferente en China después de los Juegos"

El ministro de Exteriores, convencido de que ninguno de los candidatos a la presidencia de EEUU tratará a Zapatero como lo ha hecho Bush

IÑIGO SÁENZ DE UGARTE / THILO SCHÄFER

Miguel Ángel Moratinos tuvo que lidiar durante toda la legislatura pasada con la maldición de la Casa Blanca. A pesar de sus esfuerzos, no consiguió reparar las relaciones con Estados Unidos, irremediablemente dañadas por la salida de las tropas españolas de Irak. Los neocon no perdonan fácilmente. Ahora repite como ministro de Asuntos Exteriores con dos comodines: los presidentes siempre prestan más interés a la política exterior en su segundo mandato y Estados Unidos tendrá un nuevo presidente el próximo otoño. El gran reto de su ministerio será la presidencia española de la Unión Europea en 2010.

¿Qué queda del proyecto de construir una política exterior europea cuando en dos temas como la independencia de Kosovo y la situación en el Tíbet las diferencias son evidentes?

En algunas cuestiones no ha habido posición común, como en Kosovo. Pero hemos buscado siempre los consensos mínimos. En el caso del Tíbet debemos ser todos muy exigentes en la petición de diálogo a las autoridades chinas con los tibetanos. En mi última visita a Pekín, fue un tema que abordé con mi colega chino y me dijo que había avances. Ahora hemos convertido en un conflicto los JJOO, cuando el deporte podría acercar. Y es una paradoja. A veces el deporte ha sido la puerta para solucionar
desencuentros político-diplomáticos. En el caso de China, la famosa diplomacia del ping pong. Y en lugar de usar el ping pong para buscar soluciones, hemos hecho un conflicto de estos Juegos. La posición de España ha sido muy clara: tenemos que preocuparnos de la situación de los derechos humanos y del diálogo entre China y el Tíbet, pero tenemos también que preservar el espíritu olímpico porque va a haber una dinámica diferente en China después de los JJOO.

¿Está convencido de eso?

Claro que estoy convencido, porque éste ha sido el caso en todos los grandes acontecimientos de este tipo. Por eso hemos dicho que España estará presente en la jornada inaugural. No sabemos todavía a qué nivel. Cada cosa tiene su momento. Seguimos con un diálogo constructivo con los chinos. Pero también creemos que el hecho de que se celebren y que permitan un debate durante el desarrollo de los Juegos es bueno para los derechos humanos en la propia sociedad china.

¿Cómo será la participación oficial española en las ceremonias?

No hay aún fijada una posición final. Hay que ver quién ha participado por España en las inauguraciones. Aparte de Barcelona, su majestad el rey nunca ha estado en la inauguración de los JJOO. Y el presidente del Gobierno, tampoco.

¿Cómo debemos interpretar la foto de la cumbre de la OTAN que apareció en todos los periódicos con Zapatero solo en su mesa mientras varios líderes estaban juntos charlando?

Fue sólo un momento fotográfico, una instantánea, pero que no reflejó su actuación en la cumbre. Hay que ver cuáles fueron los objetivos y los resultados de la participación española en la cumbre, y entonces juzgar. No queríamos quedarnos en la foto fija de la Alianza Atlántica, lo dijo él en su discurso. Debemos ir preparando a la Alianza para los retos y desafíos del siglo XXI. Fue el único que lo dijo. No se quedó pasando revista a la agenda sobre la ampliación, él mandó el mensaje sobre cuál debe ser la estrategia de la Alianza cuando se va a celebrar su 60 aniversario el próximo año. Luego mencionó el Mediterráneo, que nadie lo había hecho en la cumbre. En la cena tuvo una intervención importante en el tema de Afganistán donde expresó nuestra contribución, de la que no tenemos que avergonzarnos. Somos el décimo país contribuyente en contingente militar y el octavo en reconstrucción y economía. Y en la declaración final, la Alianza vuelve a recordar su apoyo a iniciativas como la Alianza de Civilizaciones. En la cumbre se consiguió todo lo que a nosotros nos interesaba.

Alguien cometió un error al no arropar al presidente en un lugar con cámaras.

Él no necesita estar arropado. Tiene suficiente personalidad. En ese momento estaba viendo las notas de su intervención final. No le di mayor importancia, aunque cada uno puede interpretarlo como estime oportuno.

¿No cree que es excesiva esa obsesión por tener la foto de la reunión con George Bush habiendo afortunadamente unas discrepancias tan claras con la política exterior con EEUU?

Todos los españoles han escuchado al presidente en el debate de investidura decir que entre sus prioridades en política exterior está una mejor relación con EEUU, siempre basada en el pleno respeto mutuo. Hay una clara indicación de que habrá una mejor relación. Nosotros no nos hemos negado a una visita o encuentro, fue el presidente Bush el que consideró que no había necesidad de una mayor relación. Lo que queremos es trabajar con cualquiera de los otros candidatos que puedan ser elegidos en la próximas elecciones. Bernardino León [secretario de Estado de Exteriores en la anterior legislatura] ha estado recientemente en EEUU y se ha entrevistado con todos los asesores diplomáticos de los candidatos. Puedo asegurar que todos, desde McCain hasta Obama o Clinton, han indicado que es poco comprensible que esa reunión, esa invitación al despacho oval [de la Casa Blanca] no se haya producido y que un aliado como España no tenga el mejor nivel de relación con la Administración norteamericana. Aun así, los intereses vitales de la relación hispano-norteamericana se han desarrollado de forma muy satisfactoria.

¿Es usted tan optimista como el alto mando militar norteamericano y el Gobierno de EEUU sobre el desenlace de la guerra de Irak?

No, no soy nada optimista. Ya dijeron los propios responsables [del Ejército] que todo es frágil y reversible. Desgraciadamente, no soy nada optimista sobre Irak. La situación sigue siendo dramática y errática. Es desde luego inaceptable que la comunidad internacional se tenga que levantar todos los días con esas imágenes de muerte y desolación.
El Gobierno iraquí está negociando con Washington una presencia militar permanente de EEUU en su país.

¿No cree que están a punto de cometer un grave error?

Ya dijo el presidente que nosotros respetamos la decisión que tomen los otros, que tome el Parlamento iraquí y otros países, pero desde luego nosotros no compartimos esa visión.

¿Piensa que vamos a estar pagando durante una generación los errores cometidos por EEUU al invadir Irak?

Creo que esa intervención militar ha sido un error estratégico. La consecuencia es que hay más inestabilidad, más violencia y mas terrorismo en Irak y en toda la zona. Ahora hay que mirar al futuro y buscar soluciones. Lo que nosotros hacemos es contribuir diplomática y económicamente, pero no militarmente.Las esperanzas que había tras la cumbre de Annapolis se están comenzando a apagar.

¿No ha sido un error el boicot al resultado de las elecciones palestinas que dieron la victoria a Hamás?

No lo creo, creo que hay que preguntarle también a Hamás. Esta misma tarde [la del pasado miércoles, cuando se celebró la entrevista] hemos asistido a la muerte injusta e irracional de niños en Gaza. Condenamos todos los ataques que pueda recibir la población civil israelí, pero no entendemos por qué las víctimas civiles de Gaza tengan que sufrir de forma continua esta situación. Por eso pedimos que todos los compromisos de Annapolis vayan adelante y tenemos todavía esperanzas. Cuando hablo con los negociadores israelíes y palestinos, encuentro que hay avances y que al final de este año van a encontrar una oferta política que suponga un paso en la solución del conflicto. En cambio sobre el terreno la situación no mejora.

¿No le parece que los países europeos y EEUU apoyan la celebración de las elecciones en los países árabes pero, como en el caso de Hamás, no aceptan su resultado si no conviene a sus intereses?

Ahí entramos en una cierta simplificación. Es verdad que las elecciones son el elemento mas significativo de un sistema democrático. Pero éste no consiste sólo en una cita electoral. Hay que crear instituciones democráticas, establecer el Estado de derecho y respetar los acuerdos establecidos anteriormente. Y Hamás jamás ha aceptado la legalidad internacional suscrita por la OLP y la Autoridad Palestina. Jamás ha aceptado que haya tolerancia en el sistema educativo. Jamás ha aceptado reconocer a sus vecinos inmediatos, como Israel. Jamás ha aceptado parar la violencia definitivamente. Ha hecho una tregua, pero la tregua no es la paz definitiva.

¿Tienen los diplomáticos españoles órdenes de no mantener reuniones con representantes de Hamás?

Tienen órdenes de no tener contactos de ningún tipo con Hamás.

2007 ha sido un año profundamente negativo para la guerra de Afganistán con un aumento de la violencia y de la producción de opio. ¿Cuál es el horizonte de esa guerra?

Fue peor 2006. En drogas fue peor 2007. En violencia ha sido un poco mejor que 2006, pero ha sido malo.

¿Puede ganarse la guerra de Afganistán con medios estrictamente militares?

No, y lo hemos dicho. Estaba también en la intervención del presidente del Gobierno en la cumbre. Y es curioso porque fue la portavoz de la Alianza Atlántica la que dijo que el comunicado de la Alianza asumía plenamente la posición española, que dice que no basta una estrategia militar, sino que hace falta una estrategia política, un enfoque global. Al final la Alianza acogió y adaptó nuestro enfoque. Tenemos una conferencia en París en mayo y vamos allí con la voluntad de que haya una estrategia europea. Lo dije en Bucarest, había un superávit militar y faltaba un déficit político y económico. Ahora parece que queremos equilibrarlos, pero hay que hacerlo de verdad.
Porque ahora mismo no hay una auténtica estrategia política.
Bueno, se ha definido bien en Bucarest. Por primera vez, hay una definición de la Alianza, pero queremos que haya una definición europea.

¿Deben saber los españoles que la presencia militar en Afganistán podría prolongarse tanto tiempo como en los Balcanes?

Estamos comprometidos en Afganistán y lo hemos estado desde el principio. Nuestra presencia tiene todos los avales y todas las legitimidades: Naciones Unidas, lucha contra el terrorismo, reconstrucción de un Estado fallido y de un Estado que necesita la ayuda internacional. La opinión pública tiene que entender que nuestra presencia es legítima y debe tener la simpatía por el esfuerzo y el trabajo envidiables que hacen nuestras Fuerzas Armadas y nuestros cooperantes.Pero habrá que esperar muchos años.Desearía que tuviéramos un horizonte lo más rápido posible lógicamente, pero no queremos ningún plazo, fecha o calendario. Vamos a establecer una estrategia conjunta y a partir de ahí cada uno asumirá su responsabilidad.

¿Cuáles van a ser las prioridades de la presidencia española de la Unión Europea en 2010?

El objetivo prioritario es consolidar la aplicación y puesta en funcionamiento del Tratado de Lisboa. Si todo va como queremos, en enero de 2009 entrará en vigor el Tratado de Lisboa y habrá nuevas instituciones. Vamos a hacer un estudio para ver cuáles son las posibilidades de extraer el máximo de comunitarización, de mayor europeísmo. Queremos avanzar en todo lo que es la ciudadanía europea, un concepto que creó el presidente [Felipe] González, y creemos que ese concepto tiene aún bastante recorrido y abre nuevas posibilidades. Creo que lo que más interesa a los ciudadanos es saber qué les aporta la UE, por qué es importante ser europeos.

Con una Europa de 27 países, la mayoría gobernada por la derecha, ¿es viable formular una política de inmigración común?

Claro que es posible. Hasta ahora siempre hemos logrado establecer los equilibrios. Yo, por ejemplo, tengo un gran respeto y amistad con Franco Frattini, quien creo que va a ser ministro de Asuntos Exteriores de Italia, y que como comisario de Seguridad e Interior ha llevado la política inmigratoria europea, una política que coincidía plenamente con la que el presidente Zapatero ha defendido. Y ha estado enormemente colaborador en la puesta en marcha de Frontex y la ayuda al desarrollo. Creo que hay margen para encontrar una política común inmigratoria porque creo que todos coincidimos: sí al control de la ilegalidad, y por tanto establecer mecanismos de control de frontera suficientemente serios y firmes para evitar toda la ilegalidad de las mafias. Pero también sí al desarrollo a la cooperación con los países de origen.

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