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Seis preguntas sobre McCain

IÑIGO SÁENZ DE UGARTE

1. ¿POR QUÉ se le presenta como el candidato de la guerra?


McCain no duda, a pesar de que son legión los políticos del Partido Republicano que creen que la invasión de Irak ha resultado ser un gran error que habría que solventar, comenzando con la retirada de las tropas. El candidato republicano descarta toda retirada que no venga dictada por las limitaciones de las Fuerzas Armadas. Dice que las tropas no pueden abandonar Irak, porque su ausencia dañaría el prestigio de la política exterior norteamericana en Oriente Próximo y reforzaría el poder de Irán. Está dispuesto a mantener la presencia militar de EEUU en Irak 'hasta 100 años' si es preciso, en una expresión que luego tuvo que matizar. Con él en la Casa Blanca, aumentaría la presión sobre Irán para que abandone su programa nuclear. McCain nunca descartaría la guerra.

A McCain siempre le ha gustado ir por libre entre los republicanos. La disciplina no era su fuerte ni siquiera cuando estaba alistado en la Armada. Muchos sectores del partido desconfían de él, incluidos los más conservadores. Los más religiosos le acusan de no apoyar con firmeza la enmienda que incluiría en la Constitución la prohibición del matrimonio homosexual. También le reprochan haber votado en el Senado a favor de la investigación con células madre. James Dobson, líder de un influyente grupo ultraconservador, llegó a anunciar en un comunicado que nunca votaría a McCain, ni siquiera si se enfrentaba en las urnas a Hillary Clinton, a la que seguro que también odia.

No sólo se hizo con la nominación del Partido Republicano, sino que lo hizo con una cierta facilidad. La clave fue la incompetencia de sus rivales y que al final sólo McCain representaba un valor sólido en un partido que viene de una clara derrota en las elecciones legislativas de 2006. El neoyorquino Giuliani era inicialmente el claro favorito, pero su estrategia de campaña -apostándolo todo a los grandes estados- resultó ser un error evidente. Thompson parecía que podía recoger el voto más conservador, pero como candidato era deprimente. Romney tenía muchos millones para gastar, pero nunca conectó con la base republicana. Huckabee, finalmente, carecía de experiencia para el puesto.

La experiencia personal de McCain en la guerra de Vietnam le marcó personal e ideológicamente. Pasó cinco años y medio en el ‘Hanoi Hilton', la prisión de los soldados norteamericanos en Vietnam del Norte. Allí fue torturado. Tampoco le curaron bien las heridas sufridas al ser derribado su avión.

McCain cree que la postura de la Administración de Bush sobre el uso de técnicas similares a la tortura en los interrogatorios degrada la posición moral de EEUU en el mundo y coloca a su país en la triste compañía de algunas de las peores dictaduras. En el Senado, se mostró muy crítico con las ideas del vicepresidente Cheney, aunque lo cierto es que al final pasó por el aro y aceptó que se aprobaran fórmulas que permiten a la Administración de Bush decidir lo que es y lo que no es tortura.

Su equipo de asesores en política exterior es muy nutrido e incluye a sectores muy diferentes del Partido Republicano. Hay conservadores pragmáticos muy críticos con algunas posiciones de los años de Bush, pero hay también varios representantes de la línea ‘neocon'. Son decididos partidarios de la invasión de Irak y creen que los ayatolás de Irán deberían probar la misma medicina. Para atraer el voto de los más conservadores, McCain les ha hecho sitio en su equipo. Pero además el senador de Arizona es el político republicano que con más empeño continúa pidiendo que se mantenga la presencia militar en Irak para asegurar la hegemonía de Estados Unidos en Oriente Próximo.

Gracias a las interminables primarias demócratas, McCain se ha librado hasta ahora de sufrir el escrutinio habitual en una campaña electoral. Está por ver si su salud y edad serán relevantes. Tras la época de Clinton y Bush, los votantes se ven ante un candidato de una generación anterior. Si ganara, sería el político más viejo en llegar a la Casa Blanca. Quienes no se han cortado han sido los humoristas de televisión. 'McCain busca a un candidato a vicepresidente. Necesita a alguien que sea conservador, que comprenda la economía y que sepa cómo funciona un desfibrilador', dijo David Letterman.

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