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Los pilotos ponen fin a su pesadilla

Los tres liberados fueron recibidos en Torrejón por la vicepresidenta del Gobierno y las azafatas que regresaron hace una semana.

ISABEL COELLO

El auxiliar de vuelo Daniel González no pudo ser más claro: 'Se acabó la pesadilla', dijo una vez fue puesto en libertad por el juez de Yamena junto a sus dos compañeros, el piloto Agustín Rey y el copiloto Sergio Muñoz.

Pasada la una de la tarde, los tres españoles fueron liberados y salieron del centro de detención de la capital chadiana. Acompañados de los diplomáticos españoles, acudieron al Palacio de Justicia para recoger sus pasaportes y sus objetos personales.

En su cara la expresión era de alegría, por supuesto, pero sobre todo de alivio, de un enorme alivio. 'Ha sido durísimo', dijo Agustín Rey a Público al entrar en el despacho del fiscal a recoger su pasaporte. 'Pero hemos sido una verdadera tripulación', añadió.

'Tenemos muchas ganas de llegar a casa y ver a nuestras familias', afirmó Sergio. '¡Ya eres libre, Sergggo!', decía en francés con una gran sonrisa el abogado defensor chadiano, Jean Bernard Padaré, antes de chocar su mano en el aire con la del copiloto.

Tras recoger los pasaportes, los españoles fueron conducidos a un almacén donde el tribunal guardaba las pertenencias de los detenidos. Entre una montaña de maletas y bolsas, Sergio, Daniel y Agustín localizaron su equipaje y lo sacaron al pasillo.  '¿Ya está, tío? ¿Lo tienes todo?', le preguntó Daniel a Agustín. 'No, me falta la USB, o sea la iPod, que es un arma muy peligrosa', contestó bromeando el comandante.

Hacía mucho calor. Rey se quitaba la chaqueta y se la volvía a poner. También se encendió un cigarrillo, un hábito al que ha vuelto en sus semanas de cautiverio.  Una vez tuvieron todas sus cosas, los tripulantes salieron de tribunal y dieron las gracias a la prensa y a todos los españoles que se han preocupado por ellos estos días. 'El apoyo de la gente ha sido fundamental', dijo Rey ante las cámaras de televisión y reporteros.

Lo cierto es que fue una jornada de no poca tensión. Todo apuntaba hacia el optimismo: la ausencia de los españoles del careo del jueves entre el líder de Arca de Zoé, Eric Bréteau, y los cuatro imputados chadianos, o el hecho de que el propio Bréteau les exculpara explícitamente en el careo.

Incertidumbre

Pero junto a esos signos esperanzadores había una sensación que estos últimos días se ha sentido claramente en relación al proceso: los tiempos africanos son otros, los ánimos en Chad están muy caldeados tras la aparición estelar del presidente francés, Nicolas Sarkozy, y cualquier cosa podía dar al traste en el último minuto con la esperada liberación.

El día comenzó con la confirmación de la liberación. El mensaje era doble: los españoles van a ser liberados y un avión está en camino con el secretario de Estado Bernardino León a bordo para ir a buscarlos.

En Yamena, los diplomáticos eran mucho más cautos y, 'ni confirmaban ni desmentían' la información, en palabras del cónsul Vicente Más, a pesar de que algún medio de comunicación ya había presenciado cómo el juez firmaba las órdenes de liberación, que posteriormente tuvo que firmar el fiscal general de la República.

Durante la espera de la prensa ante el Palacio de Justicia, que se hizo eterna, se supo que el avión del Gobierno español no había aterrizado en Yamena a las once como estaba previsto. Las posibles teorías se dispararon. A la prensa francesa, con menos cara que perder en el affaire español, sus fuentes les decían que al avión se le había denegado el aterrizaje en Chad.

La diplomacia española explicó otra versión: la nave se había desviado de su ruta voluntariamente para no aterrizar en Yamena antes de que los españoles fuesen liberados. De ese modo se quería evitar un gesto de injerencia similar al que tuvo Sarkozy. La actuación del presidente galo el domingo sentó fatal a los chadianos y ha hecho que desde entonces se intensifiquen las manifestaciones, en las que abundan los insultos contra cualquier 'blanco ladrón de niños'.

Finalmente, el avión militar, que había parado en el vecino Níger, aterrizó en Yamena sobre las tres de la tarde, una hora después de la liberación de los españoles y cuando éstos ya se daban una refrescante ducha en el megalómano hotel Libia-Kempinski, un colosal tributo a uno de los principales aliados de Chad.

Ahora, las vacaciones

Bernardino León se reunió con el primer ministro chadiano y después todos se dirigieron al aeropuerto para salir con dirección a España. En una brevísima comparecencia ante la prensa, el piloto Agustín Rey volvió a agradecer el apoyo que han sentido estos días. 'Estoy muy orgulloso de mi tripulación', dijo. Todos admitieron entre risas que se van a tomar unas vacaciones.

León, elogió 'la diplomacia discreta y eficaz' y destacó que España 'ha respetado en todo momento la independencia del poder judicial chadiano'.  A las cinco y cuarto, las ruedas del Falcón se separaban del suelo chadiano. Probablemente, sólo cuando de verdad levantaron el vuelo la tripulación de Girjet sintió que su pesadilla había terminado.

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