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El mandatario olvida a Aznar en sus últimos honores

El presidente de EEUU premia la fidelidad de Blair, Howard y del colombiano Uribe

El último servicio de Bush, por Isaac Rosa

GORKA CASTILLO

A falta de una semana para entregar las llaves de la Casa Blanca, el presidente de EEUU, George Bush, escenifica hoy quienes son sus tres grandes amigos. No hubo sorpresas salvo que el último ensalzado, además de Tony Blair y del australiano John Howard sus principales aliados en la invasión de Irak, fue el colombiano Álvaro Uribe y no José María Aznar.

El ex presidente español es en el gran derrotado en la última entrega este martes de las medallas de la Libertad de la actual administración republicana, la más alta concesión civil en EEUU junto a la Medalla de Oro del Congreso. Esta última condecoración fue el objeto de deseo del actual jefe del laboratorio conservador FAES que en 2004 intentó en vano comprar el favor del máximo órgano legislativo con dos millones de dólares procedentes de las arcas públicas.

El intermediario de hacer real el gran sueño de Aznar fue un afamado bufete de abogados estadounidenses, la firma Piper Rudnick mediante el envío de una carta en nombre del entonces embajador español en EEUU, Javier Rupérez, a todos los miembros del Congreso donde enumeraban los éxitos y la fidelidad de Aznar a la política estadounidense durante sus ocho años de mandato. Los letrados también contactaron con los despachos de los congresistas para 'rogar la asistencia' al discurso que Aznar pronunció en Washington el 2 de febrero de 2004.

La ex ministra de exteriores, Ana Palacio, reconoció la existencia de este contrato pero siempre ha negado que se usaron fondos públicos para contratar a una empresa que apoyara al presidente sino que se trataba 'de defender los intereses de España'.

Sin embargo, la negativa de gran parte de los congresistas demócratas a conceder a Aznar la medalla del Congreso dejó en papel mojado el esfuerzo descomunal realizado por todo el aparato internacional del PP para lograr la distinción. El propio ex presidente declaró con ironía que se conformaba con ser el primer español en 'conseguir la mitad de la medalla de oro del Congreso de EEUU'.

Pero el olvido de su amigo Bush es aun más doloroso. De poco sirven excusas como la excepcionalidad del galardón ya que el todavía inquilino de la Casa Blanca ha repartido 81 medallas en dos legislaturas, el más prolífico de la historia.

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