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Bush defiende su legado en su adiós a la prensa

El presidente saliente sólo admite algunos errores marginales en sus ocho años de mandato. Advierte a Obama de que la mayor amenaza para EEUU es un nuevo ataque terrorista

ISABEL PIQUER

George Bush defendió el lunes su legado, ante el mundo y ante la Historia, en la última conferencia de prensa de su presidencia. El mandatario estadounidense admitió algunos errores, marginales, pero se reafirmó en los principios y decisiones que guiaron sus ocho años en la Casa Blanca.

Bush, ya con la mirada atrás, trazó un balance positivo de sus años en el poder. El presidente estadounidense, relajado, sonriente, un pelín tenso por momentos y un tanto nostálgico, no había comparecido ante los medios desde el incidente del zapato en Bagdad.

En sus 45 minutos de intercambio con los periodistas empotrados en la Casa Blanca, el presidente se mostró especialmente a la defensiva cuando se le preguntó por la imagen de Estados Unidos en el mundo y el desastre del Katrina.

'No estoy de acuerdo con la idea de que la gente ve a EEUU desde una perspectiva negativa', aseguró Bush, 'eso quizás ocurra entre algunas élites en Europa'. Sólo 'unos pocos países' del viejo continente criticaron la decisión de Washington de no volver a pasar por la ONU para invadir Irak, afirmó, la 'mayoría' le respaldó, dijo el presidente. Los habitantes de África, India y China 'saben que EEUU defiende la libertad', enfatizó.

Bush también se impacientó cuando otro periodista le preguntó sobre el huracán que asoló Nueva Orleans en 2005. 'No me diga que la respuesta del Gobierno fue lenta cuando rescatamos a 30.000 personas de sus techos justo después de la tormenta', dijo, aunque también reconoció que 'se podía haber hecho mejor' y que quizás limitarse a sobrevolar el área sin posarse en las zonas devastadas fue un error.

Entre sus otros desaciertos, citó el 'mission accomplished' en la cubierta del portaviones USS Lincoln, al mes de invadir Irak. Y se mostró 'muy decepcionado' por los abusos cometidos en la prisión de Abu Graib, y no haber encontrado armas destrucción masiva.

'No sé si puedo calificarlos de errores pero fueron cosas que no siguieron el plan, digámoslo de esta forma', dijo el presidente saliente.

En el tema económico ofreció ayudar a Barack Obama (al que calificó de 'muy listo y muy simpático') a desbloquear los 350 millones de dólares restantes del paquete de urgencia de 700 millones aprobado por el Congreso en octubre. 'Lo haré si el presidente electo me lo pide'.

Sin embargo, poco después Obama expresó en público su 'decepción por la falta de transparencia y el fracaso en tomar medidas valientes' a la hora de desembolsar los fondos del plan.

Preguntado sobre la mayor amenaza con la que tendría que enfrentarse Obama, Bush no dudó un segundo en contestar: 'Un nuevo ataque sobre EEUU'.

El presidente justificó las medidas que tomó tras los atentados, incluido Guantánamo, al increpar a la sala de periodistas '¿Alguien se acuerda del ambiente que había aquí después del 11-S? Yo me acuerdo. Nos acusaban de no haber podido anticiparlos'.

Defendió tajantemente el no haber ratificado el Protocolo de Kioto y el Tratado de la Corte Penal Internacional.

También dio algunos consejos de despedida a su partido. 'En la derrota, la tendencia es mirar hacia dentro', dijo Bush. Los republicanos, por el contrario, deberían 'ser más compasivos y más liberales'.

Fiel a sí mismo, Bush trastabilló una última vez al afirmar que la prensa le había 'inmenospreciado' ('misunderestimated') en sus años en la Casa Blanca.

El presidente saliente no dio muchas pistas sobre su futuro. 'No puedo verme con un sombrero de paja y una camisa hawaiana en una playa'. Más bien en su rancho de Crawford. 'El miércoles me despertaré e imagino que le haré café a Laura'. Lo importante después de estos años, enfatizó Bush, es 'poder volver a Texas, mirar el espejo y estar orgulloso de lo que vea'.

 

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