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Tras las huellas de Lincoln

Obama llega a Washington en un convoy que emula el viaje de su héroe político

ISABEL PIQUER

Con una gran sonrisa de triunfador, Barack Obama empezó este sábado el último tramo de su viaje hacia la Casa Blanca, en tren. El presidente electo, emulando a su héroe político, Abraham Lincoln, hizo un viaje simbólico de un día desde Filadelfia, primera capital de EEUU, hasta Washington, donde el martes jurará su cargo.

Al salir de la histórica estación de la calle 30, en pleno centro de la ciudad donde se redactó la Constitución de 1776, Obama emplazó a los estadounidenses a reforzar la unión del país. 'Lo que se necesita es la misma perseverancia e idealismo que demostraron nuestros padres fundadores. Una nueva Declaración de Independencia, no sólo de nuestra nación, sino de nuestras propias vidas. Independencia de ideología, de pensamiento, de prejuicios y de fanatismos', dijo el Obama de los grandes discursos.

El tren siguió una versión abreviada del viaje de 12 días que Lincoln realizó en 1861 antes de su propia inauguración. Salió a las diez de la mañana, paró en Wilmington (Delaware), donde recogió al vicepresidente y hasta hace pocos días senador del estado, Joseph Biden, y en Baltimore (Maryland), donde Obama pronunció un discurso multitudinario. En total nueve horas para recorrer algo más de 200 kilómetros.

Miles de personas permanecieron horas esperando a lo largo del recorrido, pese a la corriente de aire ártico que sopló ayer sobre la Costa Este de Estados Unidos y hundió las temperaturas bajo cero.

A bordo del tren viajaban Michelle Obama, que cumplía 45 años, y sus dos hijas, Sasha y Malía, fotografiando con una pequeña cámara digital, así como 41 personas representantes de 'la diversidad de Estados Unidos': una familia de Indiana, los Fisher, con quienes el presidente almorzó cuando era candidato; otra de Kansas City, los Girardeus, en cuyo salón Obama vio la primera noche de la convención demócrata, el pasado verano; una abogada laboralista, Lilly Ledbetter; y un veterano de Irak todavía con secuelas de la guerra, entre otros.

Desde el inicio de su camino hacia la presidencia, Obama, consciente de la reserva que podía inspirar entre los votantes la novedad de su nombre y su raza, se arropó en el simbolismo más estricto de la ortodoxia histórica. En estos dos años, desde que lanzara su candidatura en el antiguo Capitolio de Illinois, Lincoln ha sido la figura en la que Obama más se ha inspirado para inscribirse en la tradición y continuidad política del país.

'Cuando están a punto de iniciar una nueva etapa, los estadounidenses parecen estar en plena crisis de identidad, como si la presidencia de Bush hubiera trastocado sus referencias y ya no supieran muy bien quiénes son', explica Corine Lesnes, en su libro Los hijos de Washington frente a su historia. 'En esta búsqueda no es sorprendente que busquen respuestas en los fundadores'. De ahí la mirada al pasado.

'Estamos aquí para marcar el inicio de nuestro viaje hacia Washington. Aquí fue donde un grupo de granjeros y abogados, comerciantes y soldados se reunieron para declarar su independencia', dijo Obama en Filadelfia. 'Esta elección no es el final de lo que debemos cambiar, sino el principio'.

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