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Netanyahu busca una gran coalición en Israel

Los resultados oficiales confirman la victoria escasa de Livni

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

Las declaraciones grandilocuentes de la noche electoral del martes en Israel han dado paso a manifestaciones más prudentes y comedidas, y también más ajustadas a la realidad. El discurso de victoria de Benjamin Netanyahu, donde prometió un Gobierno con la extrema derecha, no fue del todo sincero.

El líder del Likud no se ha retractado públicamente pero sus gestos hacia Kadima son manifiestos, como lo muestra el hecho de que simultáneamente a las negociaciones que mantiene con el 'campo nacional', conduce otras con la líder de ese partido, Tzipi Livni.

Por si quedaba alguna duda, los resultados oficiales anunciados ayer confirman la victoria ajustada de Kadima que obtuvo 28 escaños frente a los 27 del Likud. La formación ultranacionalista Israel es Nuestra Casa obtuvo 15 escaños, los laboristas 13, Shas 11, y los partidos minoritarios el resto, hasta llegar a los ciento veinte diputados de la Knesset. El bloque de la derecha consolida así su mayoría y se va a los 65 escaños.

Ayer continuaron las negociaciones para encontrar la fórmula de formar una coalición de gobierno. En el entorno de Netanyahu no se oculta que su preferencia personal está del lado de Kadima por dos motivos: porque una coalición entre los dos grandes partidos daría estabilidad al Ejecutivo, y porque la imagen exterior de Israel se vería afectada por un bloque que integre a toda la extrema derecha.

Para el líder del Likud lo ideal sería formar una coalición sobre tres pilares: con Kadima por el centro y con Israel es Nuestra Casa de Avigdor Lieberman por la derecha. Además se podría sumar el apoyo de algún otro partido pequeño, incluidos los ultraortodoxos de Shas, siempre y cuando no pudieran amenazar constantemente con dejar en minoría a la coalición.

Ayer se supo que Lieberman se cree muy fuerte y no se contentará con poco. En su primer encuentro con Netanyahu le pidió, entre otras cosas, una reforma inmediata de la ley para permitir los matrimonios civiles, una iniciativa que choca frontalmente con las expectativas de los ultraortodoxos.

La jefa de Kadima incluso puede ofrecerle la continuidad del actual ministro de Justicia

También exigió reformas legislativas adicionales que obviamente no son aceptables para los religiosos y que pondrán a prueba la capacidad negociadora de Netanyahu.

Al mismo tiempo, Lieberman se deja querer por Livni, quien está dispuesta a firmar inmediatamente esas mismas demandas. La jefa de Kadima incluso puede ofrecerle la continuidad del actual ministro de Justicia, que comparte las ideas básicas de Lieberman respecto a la necesidad de reducir la enorme influencia de la religión en todas las esferas de la vida.

La complejidad de las consultas se mantendrá al menos durante los próximos días, y tal vez durante las próximas semanas, y no permite descartar ninguna opción, aunque las preferencias de Netanyahu por Livni pueden resultar decisivas. No se descarta que desde las filas de Kadima se pida a Livni que vaya a la oposición y se convierta en alternativa en las próximas elecciones.

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