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Entre el agotamiento y las medias verdades

No sólo Chávez podrá ser reelegido, sino todos los gobernadores de todos los estados de Venezuela

GORKA CASTILLO

Tal vez ahora haga más falta que nunca. Ahora que, una vez más, hemos tragado esa gran piedra de molino que es Venezuela, sería conveniente rescatar al personaje de Humpty Dumpty de Alicia a través del espejo para empezar a entender que lo importante es el significado de las palabras y no tanto quién manda allí.

Venezuela vive engullida desde 1998 en un tornado de interesada confusión digna del aviso de Humpty Dumpty. Como cuando alguien poderoso dice: 'Chávez es un dictador'. A nuestra latitud sólo llegan mensajes de un nuevo infierno que atragantan de perplejidad a quien conoce ese país. Ni fuego ni paraísos. La enmienda constitucional aprobada por los venezolanos no es otra cosa que trasladar al quinto país petrolero del mundo una fórmula existente en España desde 1978. Ni más ni menos.

O quizás haya más que menos. La posibilidad de reelección afecta también a muchos de los gobernadores opositores que dirigen departamentos clave como Zulia. Ellos también se frotaban las manos el domingo cuando el Consejo Nacional Electoral anunció el triunfo del sí en el referéndum. Pablo Pérez, el delfín del poderoso Manuel Rosales al frente del estado más rico de Venezuela, también podrá ser elegido hasta el agotamiento. O hasta que el pueblo le diga basta. Exactamente igual que Chávez. Pero esto, claro, pocos lo cuentan.

¿Qué panorama se avecina ahora? El pueblo se lo cantó el domingo al propio presidente: 'Danos vacaciones. estamos exhaustos'. Vacaciones electorales, se entiende. Venezuela merece de una vez poner freno a los epítetos malsonantes y activar el turbo en cuestiones como la seguridad y el empleo. Pero también tiene derecho a que su historia actual sea contada. Quizá para que el respeto avente la ceniza.

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