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El santo Obama

La última curiosidad de la obamanía viene de la mano de unos cirios que muestran al nuevo presidente de los Estados Unidos como si fuese un santo. Ya se ha convertido en superventas y la tienda que los inventó no da abasto

PÚBLICO.ES/EFE

Unos cirios con la imagen del presidente de EEUU, Barack Obama, como si fuera el santo peruano San Martín de Porres se han convertido en 'superventas' en San Francisco después de que un sacerdote criticara su distribución como souvenir.

El padre Tony La Torre, de la Iglesia San Felipe Apóstol, ha pedido a sus fieles que no compren cirios que muestran a Obama sonriente en la clásica imagen de San Martín de Porres sosteniendo un crucifijo.

El cirio se 'burla de Jesús' y 'denigra a uno de nuestros queridos santos' de una manera 'no muy santa', ha escrito el sacerdote de San Francisco en un artículo del boletín de su parroquia, que fue recogido por el diario local San Francisco Chronicle.

Tras ser publicada por este periódico el pasado domingo, la noticia saltó a otros medios de difusión nacional y, desde entonces, la pequeña tienda de regalos y tarjetas de felicitación del barrio de Noe Valley que vende los cirios apenas da abasto con los pedidos.

'Hemos vendido casi mil cirios desde Navidad, y el aumento de la demanda en los últimos días ha sido increíble', dijo a Efe David Eiland, uno de los dueños del establecimiento.

'Desde que llegaron los periódicos y las cámaras de televisión estamos recibiendo pedidos de todo el país', ha comentado Eiland sobre los cirios, que cuestan 14,99 dólares (11,81 euros) y que la tienda empezó a vender 'simplemente por diversión'. 'Actualmente vendemos unos 50 diarios y el domingo llegamos a 70', señaló.

Eiland opina que el padre Tony La Torre 'está poniendo un significado espiritual' en algo que 'sólo pretende hacer reír a la gente', y se ha mostrado sorprendido con la reacción del sacerdote, cuya parroquia está a un par de calles de la tienda.

Otros prelados de la Iglesia católica se han tomado el asunto con más humor. 'El otro día entró un sacerdote, no sé de qué nacionalidad, que salía al día siguiente para El Vaticano y se llevó varios cirios para sus compañeros de allí', ha contado Eiland.

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