Forma parte de la delegación de expertos que ha participado en Madrid en las Jornadas sobre el Diálogo Canadá y España sobre Cuba, organizadas por la Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo Exterior (FRIDE). Se 'desterró', según sus palabras, de la isla hace décadas por sus desavenencias con el Gobierno de La Habana pero es un enemigo declarado del embargo estadounidense.

¿Abandera usted la tercera vía para Cuba?

No. Ni estoy a favor del embargo ni defiendo el sistema vigente en mi país. Yo pertenezco a un sector de pensadores de izquierda que creemos que el bloqueo es inhumano y hay que abolirlo pero que se necesitan cambios profundos en la isla para avanzar en la libertad política. Y estoy convencido de que esos cambios sólo pueden llegar con el diálogo.

¿Qué futuro vaticina a la Ley Helms-Burton?

El embargo no morirá por decapitación sino por desangramiento. Su declive comienza con Clinton y continuará en los próximos años. Sin embargo, es tan complejo y completo que dentro de 40 años aparecerá algún artículo que impida desarrollar las relaciones entre ambos países.

¿Puede abolirse durante el mandato de Obama?

Creo que hará tres cosas. La primera es anular la prohibición de enviar remesas desde EEUU a Cuba. En segundo lugar, levantará el veto a los viajes de los estadounidenses a la isla. Por último, facilitará los vuelos regulares entre los dos países.

¿El embargo ha sido un arma cruel para la población e inocua para la política?

La dirigencia cubana ha aprendido a desenvolverse en un medio polarizado. Sobre todo porque lo ha manejado en términos nacionalistas por lo que siempre ha intentado que las relaciones con EEUU no se normalicen. También creo que el embargo es una medida cruel.

Ahora, Latinoamérica exige su abolición.

Existe un proyecto que lidera Brasil en el que debe estar Cuba aunque la isla tenga un interés económico escaso.