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Gordon Brown dice que el atentado no arruinará la paz en Irlanda del Norte

Dos soldados han muerto y cuatro han resultado heridos en el atentado a una base militar en Irlanda del Norte. El Sinn Fein ya ha condenado el atentado del que todavía se desconoce la autoría

EFE

El primer ministro británico, Gordon Brown, condenó hoy el atentado de este sábado en una base militar en Irlanda del Norte, que causó la muerte a dos soldados, y subrayó que el ataque no echará por tierra el proceso de paz en la provincia. 'Ningún asesino podrá hacer descarrilar un proceso de paz que cuenta con el apoyo del pueblo de Irlanda del Norte', afirmó Brown en una declaración hecha en su residencia oficial de Downing Street.

'Puedo asegurar que llevaremos a esta gente (los responsables del atentado) ante la Justicia', remarcó el primer ministro, que tildó el ataque de 'cobarde'. 'Nuestra primera prioridad -prosiguió- siempre ha sido la seguridad del pueblo de Irlanda del Norte y haremos todo lo que esté en nuestro poder para garantizar que Irlanda del Norte es segura'.

'Incrementaremos nuestros esfuerzos para hacer que perdure el proceso de paz', agregó el jefe del Gobierno británico.

Dos soldados murieron y otras cuatro personas resultaron heridas en un ataque con armas de fuego cometido el sábado por la noche contra la base del Ejército británico de Massereene, a unos 25 kilómetros al norte de Belfast. De momento, se desconoce la autoría del ataque y ningún grupo disidente del Ejército Republicano Irlandés (IRA) opuesto al proceso de paz norirlandés se ha atribuido el atentado.

La Policía autónoma norirlandesa (PSNI) ha puesto en marcha una amplia operación de seguridad en la zona que rodea a los barracnes, que son sede del 38 Regimiento de Ingenieros, a fin de capturar a los responsables del ataque.

Desde el Ministerio de Defensa del Reino Unido, un portavoz explicó que el tiroteo fue efectuado por desconocidos que se aproxiaron a la base en un automóvil y se dieron a la fuga.

Según los medios británicos, testigos indicaron que los terroristas se hicieron pasar por repartidores de pizzas que accedieron hasta la puerta principal de la base militar y dispararon cuando los soldados cayeron en la emboscada. El atentado ocurrió un día después de que el PSNI informara de que ha solicitado la intervención de los servicios secretos (el MI5) y las Fuerzas Armadas británicas para afrontar la creciente amenaza de facciones disidentes del IRA.

El jefe del PSNI, Hugh Orde, advirtió el pasado viernes de que el riesgo de ataques de paramilitares disidentes se sitúa en su nivel más alto desde que accediese a este cargo hace siete años. El Ejército puso fin en agosto de 2007 a sus operaciones en la provincia, donde llegó en 1969 para apoyar a la Policía debido al aumento de la violencia por los enfrentamientos entre católicos y protestantes, una situación que duró más de treinta años.

El Sinn Fein, brazo político del ya inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA), ha condenado el atentado de la noche del sábado en una base militar de la provincia, al tiempo que ha asegurado que los responsables del ataque 'no tienen ni apoyo ni estrategia para lograr la unificación de Irlanda'. Así lo ha afirmado hoy desde Belfast el presidente de ese partido, Gerry Adams, quien ha calificado el 'tiroteo' como una agresión contra el 'proceso de paz'.

En su opinión, la acción terrorista, que provocó la pasada noche la muerte de dos soldados y causó cuatro heridos, resulta 'equivocada y contraproducente' para los objetivos históricos de la comunidad republicana en la isla de Irlanda.

'Su intención es que los soldados británicos regresen a las calles. Quieren destruir los progresos de los últimos años y sumir a Irlanda en un nuevo conflicto', ha afirmado Adams, quien instó a la ciudadanía a cooperar con las investigaciones de la Policía norirlandesa (PSNI) si dispone de información al respecto. Sus palabras cobran hoy especial importancia ya que su partido ha criticado duramente que el PSNI solicitase esta semana la intervención de los servicios secretos (el MI5) y las Fuerzas Armadas británicas para afrontar la creciente amenaza de facciones disidentes del IRA.

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