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El partido laborista está al borde de la ruptura en Israel

Barak ignora a sus compañeros e intenta entrar en la coalición de ultraderecha

EUGENICO GARCÍA GASCÓN

Después de varios años de declive constante, el partido laborista israelí ha conseguido únicamente 13 escaños en las elecciones de febrero, el peor resultado de su historia, y su futuro es todavía más incierto por el empeño de su líder, Ehud Barak, de participar en una coalición con Binyamin Netanyahu a toda costa.

Barak, todavía ministro de Defensa, ha designado una delegación de tres personas afines a él que hoy se reunirá con una delegación del Likud para establecer las condiciones de la coalición, y mañana martes se pondrán los resultados de la negociación en manos de la dirección laborista.

Dentro del partido existe una fuerte oposición a unirse al derechista Likud de Netanyahu y sus socios ultraderechistas. Siete diputados laboristas están en contra y seis a favor. El diputado Ofer Pines, que prefiere pasar a la oposición, ha denunciado que se trata de la primera vez que los laboristas entran en negociaciones para formar una coalición sin la aprobación de las instituciones pertinentes del partido.

Barak, el principal responsable de la debacle electoral, y un auténtico veleta, insiste en que es necesaria la incorporación en el Gobierno para hacer frente a los numerosos problemas que tiene Israel, y ha mencionado en concreto Irán y las organizaciones extremistas de Hizbola y Hamás.

Sin embargo, algunos analistas indican que el principal 'problema' de Israel tiene nombre y apellido conocidos: Barack Obama. Israel teme que el presidente de Estados Unidos empuje al país a un acuerdo con los palestinos y los sirios, algo que no parece interesar nada a sus líderes, quienes siguen construyendo viviendas sin descanso y con enorme voracidad en los territorios ocupados.

La expansión israelí en Cisjordania y el Golán es una prioridad no sólo para Netanyahu sino también para Barak, quien ayer rechazó una orden judicial que exige la demolición de varias casas construidas 'ilegalmente' en territorio privado palestino en la colonia de Ofra.

Tensión con Washington

Ayer también se supo que las relaciones entre la Administración de Estados Unidos e Israel están pasando por un momento de 'tensión' debido a las constantes demoliciones de viviendas palestinas en el sector ocupado de Jerusalén. Según el diario Haaretz, los avisos de Washington acabarán en saco roto y el Gobierno israelí seguirá destruyendo las casas palestinas como hasta ahora.

Barak, que aparenta no sentir ningún apego por la democracia dentro de su partido, ya ha advertido que ocurra lo que ocurra en la asamblea del martes, él entrará en el Gobierno de Netanyahu, una actitud que puede conducir a la fractura total dentro del laborismo.

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