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El Ejército británico se retira de Irak

La oposición reclama una investigación urgente sobre los motivos que llevaron al país a la guerra

LOURDES GÓMEZ

El Ejército británico entregó ayer el control de su última base en Irak a las fuerzas estadounidenses, poniendo fin a seis años de intervención militar en el sur del país árabe. La arriada de la Union Jack, la bandera del Reino Unido, tuvo lugar en el transcurso de una ceremonia en memoria de las tropas y contratistas civiles que perdieron la vida durante el mandato británico en la región de Basora.

Se leyeron los nombres de los 179 soldados británicos y del casi centenar de militares extranjeros muertos desde 2003. No hubo ningún tributo en recuerdo de las víctimas mortales iraquíes, que se estiman por encima de las 3.300.

El repliegue de los 3.800 soldados británicos concluirá a finales de mayo, dos meses antes del plazo previsto. Aún quedará en el país un contingente de la Royal Navy, de unos 300 hombres, para entrenar a la Armada iraquí. La retirada dará paso a 'una duradera relación de iguales' entre Reino Unido e Irak, según señaló ayer el primer ministro británico, Gordon Brown.

La misión británica ha sufrido serios contratiempos desde el despliegue de tropas en 2003. Al principio, los británicos patrullaban Basora con relajadas medidas de seguridad, porque no se produjeron las batallas entre suníes y chiís que azotaban Bagdad. Pronto perdieron el control ante la escalada de los ataques de las milicias chiíes y las tropas fueron retirándose de la ciudad para atrincherarse en el aeropuerto.

En marzo de 2008, en una operación de las fuerzas iraquíes, con apoyo de unidades estadounidenses, se recuperó finalmente el control de la segunda ciudad en importancia de Irak. 'No siempre ha sido una misión fácil', reconoció ayer Brown.

El ministro de Defensa, John Hutton, quien asistió en Basora a la arriada de la bandera, comentó a la BBC: 'Ha sido una larga y dura campaña. Hemos pagado un precio alto'. Hutton se refería a los soldados que nunca regresaron con vida de Irak. Pero la operación ha puesto en evidencia la tradicional maestría de los británicos en misiones internacionales. También ha alimentado las constantes las críticas en la sociedad británica del fiel apoyo de Londres a los planes del Gobierno de George Bush.

El líder de la oposición, el conservador David Cameron, exigió la apertura inmediata de una investigación sobre el papel de Reino Unido en esta guerra impopular.

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