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El temor a la pederastia desata la 'paranoia' en Reino Unido

El último caso es el de una abuela a la que le han prohibido hacer fotos a sus nietas en una piscina

EFE

Los responsables del orden en una piscina municipal escocesa impidieron a una abuela fotografiar a sus nietas con el argumento de que lo prohíben las leyes sobre protección de la infancia.

Sheila Campbell, de 85 años, madre de un conocido periodista radiofónico, acompañaba a sus cuatro nietas, de edades comprendidas entre los 5 y 10 años, en una piscina próxima a Edimburgo cuando decidió fotografiarlas.

'No había otros niños cerca, y además sólo quería fotografiar a mis nietas. ¿Qué hay de malo en ello? Pero el empleado de la piscina insistió en que no podía hacerlo. Vivimos en un Estado niñera', se quejó Campbell en unas declaraciones al diario The Daily Telegraph.

'No creo que mi madre pueda pasar por una terrorista. Vive en una región donde esas cosas eran aceptables. Entiendo que haya normas, pero hay que aplicarlas con inteligencia', comentó su hijo, el periodista Nicky Campbell.

Muchos municipios han prohibido tomar fotografías de niños debido al temor a que quienes lo hacen sean pederastas o traten de comerciar con ellas.

La Confederación Nacional de Asociaciones de Padres y Maestros ha pedido a los directores de escuelas que prohíban el uso de cámaras en las fiestas escolares a menos que tengan el consentimiento de todas las familias involucradas.

Recientemente, el escritor británico Philip Pullman, autor de la trilogía La Materia Oscura, anunció que no volverá a leer textos de sus libros en las escuelas del Reino Unido ya que se niega a ser controlado para un banco de datos de presuntos pederastas.

La exigencia gubernamental de someter a un control de ese tipo a todo aquel que vaya a hablar en una escuela da a entender a los jóvenes que 'el mundo es un lugar siniestro y repugnante, donde todo el mundo sólo pretende asesinarlos o violarlos', afirmó.

A partir de noviembre de 2010, los 11,3 millones de personas que trabajan con niños y adultos vulnerables, incluidos maestros y voluntarios, tendrán que pasar por ese filtro.

Según Pullman, el Gobierno laborista 'ha ido demasiado lejos' al exigir el registro de voluntarios que tienen sólo un contacto fugaz con los niños.

'Me niego a ser cómplice de cualquier sistema que dé por supuesta mi culpabilidad', afirma el escritor, que fue antes maestro.

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