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¿Voyeurismo o turismo solidario en Nueva Delhi?

El éxito de la película Slumdog Millionaire ha disparado el número de viajeros a la estación de tren de la capital india

ELISA RECHE

Brijesh señala a varios niños sucios, harapientos y con el pelo enmarañado tumbados sobre una tela en un andén de la estación de trenes de Nueva Delhi y en un inglés impecable comenta que no se pueden hacer fotos, aunque después permitirá alguna excepción. 'Allí duermen unos cuantos', explica el joven guía indio mientras apunta a un tejado de uralita situado encima de un transformador de luz.

El grupo de españoles, botella de agua en mano en la calurosa mañana de agosto, contempla a los niños de la calle con una mezcla de timidez y curiosidad. Alguno consigue captar una imagen de los chiquillos, mientras que otros tratan de jugar con ellos. Es un encuentro raro.

Entre la visita al Taj Majal y la folclórica región del Rajastán, otro tipo de turismo se está abriendo camino en India, el denominado poorism o pobrismo. Estas visitas a las realidades más duras de India se hacen eco de los tours que comenzaron hace unos años en las favelas de Río de Janeiro y en los barrios conflictivos de Belfast. El turismo de la pobreza se debate entre convertirse en un viaje de voyeurs acomodados hacia la vida de los más humildes o un modo de despertar la conciencia sobre las diferencias económicas del mundo.

Consuelo Casas, una de las turistas españolas que conforma el grupo que pulula por la estación de ferrocarril de la capital india, prefiere verlo desde el segundo punto de vista. 'Esto nos ayuda a abrir los ojos', comenta la profesora. Sus compañeros la secundan, aunque alguno esperaba encontrar una imagen todavía más truculenta. 'Me lo esperaba peor', comenta Marta.

Muchos pequeños esnifan pegamento y no viven mucho tiempo

El éxito de la película Slumdog Millionaire, que se hizo con ocho estatuillas en la última edición de los Oscar y que retrata la vida de unos niños chabolistas en Bombay, ha disparado el número de viajeros que, además de visitar los jardines mugales de Delhi, se deciden a conocer los vaivenes de los niños de la estación.

'En febrero, tuvimos 140 visitantes frente a los 70 que teníamos antes de media. Slumdog Millionaire definitivamente nos ha ayudado', reconoce el guía Brijesh.

Él mismo ha sido un niño de la calle. Mientras enseña los recovecos entre las escaleras, andenes y alrededores donde trabajan y duermen los cerca de 2.500 chavales de la estación, cuenta su propia vida. La ONG Salaam Baalak, fundada por la directora de cine india Mira Nair tras rodar una cinta sobre los niños de la calle, le dio la oportunidad de hacer llegar a otros su propia historia. Los tres euros que cuesta el recorrido por la estación van a parar a albergues, escuelas y becas.

A Brijesh le encerraron en la cárcel por rellenar botellas de plástico con agua del grifo y revenderlas después, le pegaron palizas, corría por la estación cada vez que veía un policía con un garrote en mano y ganaba 9.000 rupias al mes (130 euros) por encontrar comida, revistas y objetos utilizables entre los vagones de los trenes que llegan a Delhi. Los vehículos más codiciados son los que hacen un recorrido más largo. Cada banda de niños con su líder se ocupa de un andén y cuidado a quien se le ocurra entrometerse en su territorio. La mayoría esnifa pegamento y no vive mucho tiempo.

El grupo contempla a los niños de la calle con timidez y curiosidad

El guía procedente de Bihar, la región más pobre de India, gana actualmente menos dinero con su nuevo trabajo, sólo 70 euros al mes pero, a diferencia de sus años en la calle, acaricia planes de futuro como informático.

'Estaba muy contento con mis amigos en la estación, pero una trabajadora de Salaam me preguntó qué haría de mayor. Esa pregunta cambió mi vida', relata Brijesh al grupo de turistas.

Bombay también tiene su propio destino pobrista. Desde febrero, han aumentado las visitas a Dharavi, la barriada de chabolas de un millón de almas situada en el corazón de Bombay y escenario del oscarizado filme. Los turistas recorren el poblado chabolista durante dos horas y en algunos casos la mayor parte del dinero se destina a mejorar la vida de sus moradores.

El calor hace sudar a los viajeros españoles en su periplo por los alrededores de la estación. Brijesh les pregunta: '¿Por qué motivo creéis que escapan los niños de sus casas en India?'. Mientras los turistas se miran entre sí, responde: 'Por la pobreza'.

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