La Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea decidieron hoy pasar a la acción y acordaron el regreso de todos sus embajadores a Honduras con el fin de presionar al Gobierno golpista y comprobar sobre el terreno la represión desatada contra la población civil que denuncian organismos internacionales de derechos humanos como Amnistía Internacional y Human Rights Watch.

Todas las misiones diplomáticas extranjeras decidieron abandonar el país centroamericano el 29 de agosto, un día después de perpetrarse el golpe de Estado que derrocó al presidente Manuel Zelaya.

El acuerdo para reabrir conjuntamente todas las embajadas americanas y europeas en Tegucigalpa se produjo durante la reunión mantenida hoy en Nueva York entre el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, y el ministro español de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos. La petición del retorno diplomático internacional a Honduras fue realizado el miércoles por Zelaya.

'Ha llegado el momento de regresar y ayudar en la búsqueda de una solución pacífica', manifestó Moratinos, quien volvió a reclamar la restitución de Zelaya y el restablecimiento del orden constitucional derrocado.

Más contundente se mostró el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, durante el discurso pronunciado hoy ante la Asamblea General de la ONU. El jefe del Ejecutivo aseguró que 'no vamos a aceptar un golpe antidemocrático en Honduras (...) La democracia tiene que volver a ese país', afirmó Zapatero ante un auditorio que estalló en aplausos.

La respuesta del presidente derrocado a estas iniciativas diplomáticas fue de agradecimiento. Desde su refugio en una embajada de Brasil sitiada, Zelaya calificó de 'totalmente positiva' la decisión de los países de la OEA y de la UE de hacer volver a todos sus embajadores a Honduras.

'Me parece que están de acuerdo con la realidad que está viviendo mi país y esto nos va a permitir a meter más presión interna', dijo en una entrevista telefónica con Efe.