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Berlusconi se revuelve contra las instituciones del estado

El primer ministro italiano reprocha al presidente italiano que no haya influido en los jueces que le quitaron la inmunidad

SANDRA BUXADERAS

'Demostraré de qué pasta estoy hecho'. Silvio Berlusconi reafirmó ayer que se toma la pérdida de su inmunidad judicial como un duelo, en el que su contrincante no es tan sólo la Justicia italiana sino las principales instituciones de su país. El principal objeto de su ira ha sido el presidente de la República, Giorgio Napolitano, a quien ha acusado en un programa de televisión de 'no haber influido en los jueces' en su favor y de no ser neutral 'porque es de izquierdas'.

Pero mientras en público se labra la imagen de un hombre dispuesto a batallar en los tribunales, sus asesores estudian ya qué reformas legales pueden aprobar para esquivar una posible condena judicial. Su mejor aliado es el tiempo, pues los procesos penales que le esperan son complejos y los delitos de los que se le acusa tienen fecha de caducidad.

'Hay dos procesos que son una farsa, que dan risa, que son absurdos; ilustraré a los italianos acudiendo a la televisión, me defenderé yo mismo en las aulas de los tribunales exponiendo a mis acusadores al ridículo', dijo el líder de la derecha italiana, en referencia a los dos juicios que le esperan el del caso Mills y el conocido como Mediasetuna vez se publique dentro de un mes la sentencia del Tribunal Constitucional que el miércoles anuló la ley Alfano, la norma legal que le confería inmunidad. El magnate añadió que ya gobernó sin ningún blindaje judicial entre 2001 y 2006 y a pesar de ello salió airoso de los juicios.

'Hay dos procesos que dan risa', dijo el magnate sobre las causas contra él

Siguiendo esta lógica de presentarse ante la opinión pública como una víctima de la izquierda y de las instituciones, la noche anterior, Il Cavaliere había llegado incluso a bromear sobre ello con el secretario de Estado del Vaticano, Tarcisio Bertone, al inaugurar una exposición pictórica sobre santos europeos; al ver los cuadros, dijo que faltaba el de 'San Silvio', que impide 'que Italia caiga en manos de cierta izquierda'.

Los presidentes de las dos cámaras legislativas, ambos próximos a Berlusconi, Renato Schifani y Gianfranco Fini, trataron ayer de calmar el enfrentamiento institucional acercándose a la Presidencia de la República para mostrar su respeto a Napolitano.

El despechado primer ministro también insultó a una diputada del opositor Partido Demócrata, Rosy Bindi, con el argumento de que es 'más guapa que inteligente'.

A pesar de todos estos ataques, Berlusconi no se plantea movilizar al pueblo italiano, como había insinuado antes, asegura su entorno. No obstante, uno de sus secretarios, Maurizio Gasparri, propuso una manifestación de apoyo en diciembre.

Sus abogados estudian cambiar las leyes para evitar una condena

La estrategia principal para evitar que el magnate se siente en el banquillo será pues legal. Una posibilidad es la de reformar el Código Penal, como ya ha hecho anteriormente. En 2005, Berlusconi aprobó la ley ex Cirielli, que acortó la prescripción de los delitos reduciendo la posibilidad de una condena. Ahora quieren ampliar las posibilidades de recusar a un juez y también impedir que sentencias anteriores como la que condenó a su abogado David Mills en la que se le definía como 'corruptor' puedan servir de prueba para otros juicios. El ministro de Simplificación Legislativa, Roberto Calderoli, aludió también ayer a la posibilidad de reformar la elección de los jueces del Constitucional y del Consejo Superior de la Magistratura, aunque para ello debería contar con el consenso de la oposición.

El mejor aliado de Il Cavaliere, sin embargo, es el tiempo, porque ya con las reglas actuales es complicado que los juicios que tiene pendientes puedan concluir antes de que prescriban sus delitos. Además, como confirmó ayer su abogado, Niccolò Ghedini, a Público, pueden pasar años entre el proceso judicial, una hipotética condena y, posteriormente, un recurso a la Corte de Apelación y a la de Casación.

En el caso Mediaset, en que se imputa a Berlusconi por fraude fiscal, la validez del delito llega al 2012, pero sólo si en los próximos días la Fiscalía añade una nueva causa, conocida como Mediatrade, con delitos más recientes. Más complicado lo tiene el caso Mills, en el que se le acusa de corromper a un abogado que ya ha sido condenado.

Este juicio deberá empezar de cero porque la ley italiana obliga a cambiar a los jueces si ya han condenado a alguien en una causa. Cuando se dictó sentencia sobre Mills cuatro años y medio de cárcel Berlusconi estaba todavía blindado por la ley Alfano. Una norma ahora anulada, pero que ha cumplido bien su función.

¿Irá Berlusconi ahora a juicio?
Sí, pues tiene dos causas judiciales pendientes: el ‘caso Mills’, sobre corrupción, y el ‘caso Mediaset’, por fraude fiscal. Sin embargo, es posible que los delitos de los que se le acusa prescriban antes de que terminen los procesos.

¿Cuándo le veremos en los tribunales?
El ‘caso Mediaset’ podría empezar muy pronto, una vez el Constitucional haya publicado la motivación de su sentencia en la gaceta oficial. El ‘caso Mills’, en cambio, deberá empezar de cero.

¿Puede el primer ministro obstaculizar los procesos?
Sí, alegando que las obligaciones de su cargo o temas de agenda le impiden comparecer ante los tribunales. Además, entre tanto podría tratar de impulsar reformas en el código penal, como ya ha hecho anteriormente para eludir presentarse ante la Justicia.

¿Si llegaran a condenarlo, cuándo iría a prisión?
Tal vez nunca, pues según una ley aprobada por él mismo, en principio un ciudadano de más de 70 años sin otras condenas puede disfrutar de arresto domiciliario. Además, le queda tiempo: primero debería esperar a que terminara uno de sus juicios pendientes y luego podría recurrir al Tribunal de Apelación y a la Corte de Casación.

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