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Micheletti claudica y da el visto bueno a la restitución de Zelaya

Tras las presiones de EEUU, el Congreso deberá votar la vuelta a la normalidad a la democracia

DANIEL LOZANO

El efecto Obama parece incontenible. La estrategia urdida por Hillary Clinton y ejecutada por Thomas Shannon, encargado del Departamento de Estado de EEUU para América Latina, ha alcanzado un éxito que parecía imposible.

Roberto Micheletti, el presidente golpista que no quería dejar el poder, ha dado su brazo a torcer: Mel Zelaya será repuesto en la presidencia de Honduras tras una votación en el Congreso, que será 'inmediata' y un informe previo de la Corte Suprema de Justicia.

'Es el fin de la división entre hermanos', señaló Micheletti en un mensaje televisado a toda la nación. 'El principio de la reconciliación'. La restitución de Zelaya es una 'concesión significativa de nuestro Gobierno. Siempre hemos sido firmes (en esta posición), pero el pueblo hondureño se merece que pasemos la página de la Historia'.

Los golpistas han decidido 'permitir el voto del Congreso, previa opinión de la Corte Suprema, para retrotraer el gobierno ejecutivo' al momento anterior al 28 de junio, día del golpe de Estado.

Micheletti, que horas antes había acusado a Zelaya de recibir amenazas de muerte de grupos cercanos al presidente derrocado, añadió incluso algo más sorprendente: el 'acuerdo final' se debe conseguir 'lo más rápidamente posible'. 'Basta ya de excusas, de retóricas que nos dividen, de juegos políticos', clamó Micheletti en un mensaje que parecía dirigido a sí mismo.

Zelaya podría obtener una mayoría en el Congreso sumando el grupo parlamentario nacionalista a los 15 diputados disidentes del Partido Liberal y a los seis de la izquierdista Unificación Democrática. Pepe Lobo, candidato nacionalista al 29-N, día de las elecciones, ha coqueteado con las tesis zelayistas en los últimos tiempos, con la intención de atraer a sus filas a los liberales críticos, que son muchos.

El acuerdo contemplaba lo ya negociado en las últimas semanas

El acuerdo, que se ultimaba durante la madrugada española, contemplaba lo ya negociado en las últimas semanas: Gobierno de reconciliación (formado por los cinco partidos que conforman el Congreso), rechazo a la amnistía política (que había causado malestar entre los militares), reconocimiento de las elecciones del 29-N, transferencia de las Fuerzas Armadas al Tribunal Supremo Electoral, la creación de una comisión de verificación (que perseguiría el cumplimiento de los acuerdos y que estaría conformada por nacionales y extranjeros, entre ellos un prestigioso ex mandatario latinoamericano), creación de una comisión de la verdad que investigue los sucesos de antes, durante y después del 28 de junio y la solicitud a la comunidad internacional de la derogación de las sanciones.

La Comunidad Internacional ha sido finalmente decisiva en este desenlace. 'Agradezco a las delegaciones de Estados Unidos y de la OEA por su mediación en los últimos días para llegar al acuerdo final', señaló Micheletti en un mensaje que asombró a todo el país.

Incluso el presidente de facto tuvo palabras de reconocimiento para el hasta ahora vituperado Óscar Arias, presidente de Costa Rica y gran baluarte del Acuerdo de San José, que a la postre, ha conformado la columna vertebral del pacto final.

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